Reportaje:

Un profesor "muy exigente"

Los centros de FP de Guipúzcoa reconocen el apoyo recibido por Imanol Murua, profesor, docente y político

El maestro industrial Imanol Murua, quien ha repartido su vida laboral entre la docencia y la política, era un profesor "muy exigente y gritón, con mucho carácter". Así le recuerdan dos antiguos alumnos, los cocineros Karlos Argiñano y Ramón Roteta, quienes acudieron ayer al homenaje que le rindieron los centros de Formación Profesional de Guipúzcoa en Antoniano Ikastetxe Politeknikoa de Zarautz, donde Murua se estrenó hace 50 años como docente. Allí empezó su relación con la formación profesional, un terreno que luego impulsó y apoyó económicamente desde la Diputación cuando ocupó el cargo de...

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El maestro industrial Imanol Murua, quien ha repartido su vida laboral entre la docencia y la política, era un profesor "muy exigente y gritón, con mucho carácter". Así le recuerdan dos antiguos alumnos, los cocineros Karlos Argiñano y Ramón Roteta, quienes acudieron ayer al homenaje que le rindieron los centros de Formación Profesional de Guipúzcoa en Antoniano Ikastetxe Politeknikoa de Zarautz, donde Murua se estrenó hace 50 años como docente. Allí empezó su relación con la formación profesional, un terreno que luego impulsó y apoyó económicamente desde la Diputación cuando ocupó el cargo de diputado general en 1985.

El profesor y político zarautztarra rebobinó en su memoria medio siglo para rememorar sus inicios en la escuela profesional Antoniano de su localidad. "Al principio éramos dos seglares y, menos Formación del Espíritu Nacional, que daba el falangista de turno, y religión y lenguas, que impartían los franciscanos, enseñábamos de todo: Matemáticas, Taller, Dibujo, Tecnología, Física, Organización Industrial...", explicó.

Murua se dedicó 25 años en exclusiva a la formación profesional. Antoniano fue su principal centro docente, pero también impartió Matemáticas en la escuela de hostelería del antiguo Hotel Euromar. Allí tuvo como alumnos a tres estrellas de los fogones vascos: Argiñano "el cachondo", Roteta "el ligón" y Subijana "el serio", recordó durante la inauguración del aula digital que desde ayer lleva su nombre en Antoniano Ikastetxe Politeknikoa. "Les suelo decir que aprendieron sólo a sumar y multiplicar, pues sus facturas así lo demuestran", bromeó.

El caso es que, tras un cuarto de siglo dando clases, Murua se zambulló de lleno en la práctica política. En 1979 se hizo con la alcaldía de su pueblo por el PNV. Aún así, permaneció todavía dos años impartiendo clases. "Vi que no podía con todo y en 1981 tuve que dejar la docencia", apuntó. Pero nunca se desligó del terreno de la formación profesional, de manera que cuando accedió a la presidencia de la Diputación guipuzcoana, primero bajo las siglas del PNV y, tras la escisión, bajo las de EA, continuó promoviendo este área formativa y sus escuelas.

Corrían mediados de los ochenta, años de crisis industrial, y Murua empujó un ambicioso plan de renovación de empresas en el que hacía protagonistas a las escuelas de formación profesional de Guipúzcoa. "Las escuelas no se podían creer que les fuéramos a dar dinero y a elaborar un plan para apoyarlas", señaló el ex diputado general, no sin antes recordar que las diputaciones de Álava y Vizcaya, "en un principio, no metieron ni un duro; empezaron a invertir a los dos o tres años".

Los 45 centros guipuzcoanos de formación profesional agrupados en Hetel, Ikaslan y Aice-Izea reconocieron ayer la labor de Murua con un acto en el que, además de inaugurar oficialmente el aula digital con su nombre, varios ponentes repasaron la evolución y los retos de futuro de la FP en Guipúzcoa.

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Murua, que durante su trayectoria política ha sido alcalde, diputado de Cultura, diputado general y juntero, está en la actualidad retirado, en parte por deseo propio y en parte forzosamente, porque en octubre de 2002 fue condenado a dos años de suspensión de cargo público por haberse negado en 1997, siendo el regidor de Zarautz, a facilitar a Defensa las listas de mozos para el servicio militar.

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