LA POSGUERRA DE IRAK

2.500 soldados de EE UU cercan la ciudad de Nayaf para capturar al líder chií Al Sáder

El dirigente radical renuncia a sus exigencias y se somete a las autoridades religiosas

En Base Duke, a las afueras de Nayaf, suenan tambores de guerra. Unos 2.500 soldados de EE UU se han concentrado en ese lugar en los últimos días y están listos para tomar la ciudad santa y capturar a Múqtada al Sáder en cuanto reciban la orden. Consciente de que el círculo se estrecha, el líder radical chií ha informado a través de un portavoz que negociará sin condiciones, aunque en persona mantiene su retórica de confrontación. Portavoces de la División donde se encuadran las tropas españolas afirman que su contingente no participa en la ofensiva.

Irán ha enviado a un mediador para a...

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En Base Duke, a las afueras de Nayaf, suenan tambores de guerra. Unos 2.500 soldados de EE UU se han concentrado en ese lugar en los últimos días y están listos para tomar la ciudad santa y capturar a Múqtada al Sáder en cuanto reciban la orden. Consciente de que el círculo se estrecha, el líder radical chií ha informado a través de un portavoz que negociará sin condiciones, aunque en persona mantiene su retórica de confrontación. Portavoces de la División donde se encuadran las tropas españolas afirman que su contingente no participa en la ofensiva.

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Irán ha enviado a un mediador para ayudar a solucionar la crisis y buscar un compromiso entre las partes que evite más violencia. No es el único implicado en labores de diplomacia, también participan los ayatolás moderados a través de sus representantes. La declaración de Qais al Jazaali, representante de Múqtada en Ciudad Sáder, lo demuestra: "El sayed Múqtada al Sáder está dispuesto a aceptar lo que pida la maryaiya [autoridad religiosa] y a renunciar a las condiciones que había anunciado para una mediación".

Al Jazaali hablaba ayer ante los periodistas en Nayaf, ya que como la mayoría de los colaboradores del clérigo radical chií, se ha trasladado a esa ciudad para arropar a su líder sobre quien pesa una orden de detención por el asesinato el 10 de abril de 2003 de Abdul Mayid al Joie, hijo del gran ayatolá Abu al Qasem al Joie. Los mandos militares han reiterado que su objetivo, tal y como anunció el lunes el general estadounidense Ricardo Sánchez, es "capturarle vivo o muerto".

No son sólo palabras. Desde el lunes están llegando soldados y material a Base Duke, situada a 20 kilómetros al oeste de Nayaf, desde donde parten patrullas de reconocimiento para vigilar una llamada zona de exclusión alrededor de la ciudad. Fuentes militares norteamericanas aseguran que cuentan con el apoyo de las tropas españolas y polacas. Sin embargo, el teniente coronel polaco Robert Strzelecki, portavoz de la División Multinacional en la que se encuadran los soldados españoles, asegura que "ninguno de los contingentes bajo mando polaco participa en las operaciones ofensivas".

La atribución a las fuerzas españolas de la detención de Mustafá al Yaqubi, un lugarteniente de Múqtada al Sáder, desencadenó hace 10 días las protestas contra su cuartel en la ciudad santa de Nayaf que degeneraron en revuelta. Pero esos detalles no tranquilizan a la población. Testigos contactados por teléfono desde la capital cuentan que algunas personas han empezado a abandonar el núcleo urbano por temor a los combates.

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Cambio de estrategia

Múqtada al Sáder había mantenido hasta ahora una actitud desafiante y exigía la retirada de las tropas, la liberación de presos y el levantamiento al cerco de Faluya para aceptar negociar. Sin embargo, ayer, se produjo un cambio. Según explicó Al Jazaali "tras la intervención de la autoridad religiosa, [Múqtada al Sáder] ha levantado sus condiciones y negociará sin que se cumplan". Otro colaborador del clérigo, Haidar Aziz, fue más allá y aseguró ayer a la agencia France Presse que su líder estaría "dispuesto a presentarse ante un tribunal iraquí bajo un Gobierno legítimo y democrático" e incluso a transformar su milicia "en un movimiento político y social, sin actividad militar".

Eran dos de las condiciones que incluía el borrador de mediación con el que trabajaba el partido chií Al Dawa. No está claro si es una decisión estratégica o una táctica. En una entrevista con la agencia de noticias alemana DPA, el clérigo rebelde reiteró ayer lo que el día anterior le había declarado a la televisión del grupo libanés Hezbolá: que está dispuesto a morir en la lucha contra la ocupación.

"Estoy dispuesto a sacrificarme por la paciente y heroica lucha del pueblo iraquí para liberar mi país de la miseria de la ocupación", manifestó Múqtada al Sáder dentro del recinto del mausoleo de Alí, donde con toda probabilidad se sentía seguro frente a un posible ataque de las fuerzas norteamericanas. Es también una provocación. En ese recinto fue asesinado el 10 de abril del año pasado Al Joie, un clérigo moderado traído desde Londres por las tropas británicas.

Al Sáder, al que Estados Unidos responsabiliza de esa muerte, también instó a sus seguidores a continuar la guerra santa si es capturado o muere. "No tengo miedo de las amenazas de Estados Unidos. Es mi deber nacional, como lo aprendí de mis mayores", añadió

Múqtada en referencia a los sacrificios de su familia. Su padre, dos hermanos y un tío fueron asesinados por el régimen de Sadam Husein.

Un soldado estadounidense mira a través de un lanzacohetes iraquí tras incautarse de un arsenal de armas en Faluya.AP

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