Brasil y Argentina piden cambios en los organismos de crédito

Los dos países quieren que se suavicen los ajustes fiscales del FMI

La 45ª asamblea anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), reunida estos días en Lima, es el primer foro internacional en el que Brasil y Argentina presentan su propuesta de un nuevo tipo de funcionamiento de los organismos de crédito multilaterales, que permita aliviar los ajustes fiscales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y lograr un crecimiento sostenido de los países emergentes.

El planteamiento de que las inversiones públicas en infraestructura no sean contabilizadas como gastos a la hora de calcular el superávit fiscal primario (ingresos menos gastos sin contar los ...

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La 45ª asamblea anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), reunida estos días en Lima, es el primer foro internacional en el que Brasil y Argentina presentan su propuesta de un nuevo tipo de funcionamiento de los organismos de crédito multilaterales, que permita aliviar los ajustes fiscales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y lograr un crecimiento sostenido de los países emergentes.

El planteamiento de que las inversiones públicas en infraestructura no sean contabilizadas como gastos a la hora de calcular el superávit fiscal primario (ingresos menos gastos sin contar los intereses) ha tenido una buena acogida por parte del directorio del BID y de su presidente, Enrique Iglesias, según ha señalado el ministro brasileño de Planificación, Guido Mantega.

"El camino del crecimiento pasa por un nuevo tipo de funcionamiento de las instituciones financieras internacionales", ha dicho el representante brasileño al recordar que en los últimos 13 años la renta per cápita en América Latina apenas creció el 1%. Brasil y Argentina proponen un cambio en la clasificación contable en los gastos de infraestructura, que hoy son considerados gastos primarios por el FMI. "No pueden ser considerados gastos porque generan riqueza", precisa Mantega.

Según las estimaciones de Brasil, la nueva metodología de cálculo fiscal permitiría liberar unos 5.000 millones de dólares el año en curso. El presupuesto para 2004 contempla una inversión de 11.000 millones de dólares de las empresas públicas más 4.000 millones del Gobierno. Los 15.000 millones podrían elevarse a 20.000 millones de dólares con la nueva clasificación contable, según asegura Mantega. La propuesta parece contar, de momento, con el apoyo del Banco Mundial, y el mes próximo será presentada en la reunión del Fondo Monetario. En Lima, el ministro chileno de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, dijo que su Gobierno está de acuerdo con los cambios planteados.

La iniciativa salió a la luz el mes pasado, cuando el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, la transmitió a los presidentes George Bush, Tony Blair, José María Aznar y Gerhard Schröder. Poco después, la propuesta adquirió mayor proyección con la reunión de Lula con su homólogo argentino, Néstor Kirchner, en Río de Janeiro, que concluyó con la firma del Acta de Copacabana, presentada como una alianza estratégica de los dos gigantes del Mercosur.

Aunque es prácticamente imposible que los 46 gobernadores del BID respalden por escrito la propuesta brasileño-argentina, como desearía el ministro Mantega, el directorio del banco es sensible a las inquietudes de los gobiernos de Brasilia y Buenos Aires, sobre los que pesa una deuda externa gigantesca, que en el caso argentino está en suspensión de pagos (la deuda privada) desde diciembre de 2001. "Hacemos esta propuesta para que la deuda sea sustentable y se pueda pagar", dice Mantega. En otras palabras, para que un país pueda soportar la relación entre deuda y producto interno bruto (PIB) este último tiene que crecer.

Brasil y Argentina consideran que el cambio en los organismos financieros daría un respiro a los países latinoamericanos, aunque ello choca con las recetas rígidas del Fondo Monetario ante una crisis económica. "La biblia del FMI puede ser reinterpretada", sugiere Guido Mantega. La reacción de los países industrializados ha sido de cautela, aunque algunos analistas y economistas se han apresurado a descalificar la iniciativa encabezada por Lula y Kirchner. "No es sólo un debate político y social", dice el ministro de Economía español en funciones, Rodrigo Rato. "No hay que desvirtuar la credibilidad de las cuentas públicas porque afectaríamos el futuro de la inversión".

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