Reportaje:

Los últimos del metro

Los viajeros que usan el suburbano a partir de la medianoche, preocupados por los planes de la Comunidad de adelantar el cierre

Desde hace unas semanas, el Gobierno regional de Esperanza Aguirre, del Partido Popular, sopesa revolucionar el horario del metro: que circule ininterrumpidamente los viernes y los sábados por la noche. A cambio, y debido a la falta de presupuesto, los responsables del Gobierno de Aguirre ven "inevitable" que el metro cierre los días laborables una hora y media antes. Es decir, si el plan de la Consejería de Transportes sale adelante, el último tren, en vez de salir a las 01.30 partirá a las 24.00.

La medida afectará a cerca de 15.000 personas, que son los que cogen el metro a esas hora...

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Desde hace unas semanas, el Gobierno regional de Esperanza Aguirre, del Partido Popular, sopesa revolucionar el horario del metro: que circule ininterrumpidamente los viernes y los sábados por la noche. A cambio, y debido a la falta de presupuesto, los responsables del Gobierno de Aguirre ven "inevitable" que el metro cierre los días laborables una hora y media antes. Es decir, si el plan de la Consejería de Transportes sale adelante, el último tren, en vez de salir a las 01.30 partirá a las 24.00.

La medida afectará a cerca de 15.000 personas, que son los que cogen el metro a esas horas. "Pocos", a juicio de la Consejería de Transportes. "El servicio no es rentable a esas horas", añaden fuentes de Metro. Sin embargo, muchas de esas 15.000 personas son trabajadores (en buena parte inmigrantes) que necesitan del metro para volver a casa y que, si recortan el horario del suburbano, desconocen cómo se las van a arreglar. Lo que sigue son algunos de estos casos.

- La asistenta peruana. Sadith Kisbe, de 35 años, se monta en el metro todos los días laborables en la estación de Colombia a las 23.45. Trabaja de asistenta en una casa de este barrio. Y tarda en llegar a su domicilio, situado en un barrio del norte de Madrid, cerca de media hora. No ha oído hablar de los planes de la Comunidad. Y cuando los conoce pone cara de disgusto. "Si cierran el metro a las doce, sencillamente, no sé cómo volveré a casa", asegura. Que abran el metro el fin de semana, a esta peruana que trabaja más de 12 horas diarias, seis días a la semana, le trae sin cuidado.

- El camarero de Sainz de Baranda.El bar no admite más clientes a partir de las 24.00. Así que, si todo va bien, Nacho Dávila (42 años) se monta en el metro de Sainz de Baranda a las 0.30. Tardará cerca de media hora en llegar a su casa, en Cuatro Caminos. Lleva tres meses en España. "Si cierran el metro a las doce tardaré mucho en llegar a mi casa. Yo no tengo coche, claro. No tengo dinero ni para aparcarlo", comenta. No le parece mal que el metro circule todo el fin de semana, "que es cuando la gente sale a hacer chongo (fiesta)", pero sin recortar los días laborables.

- El vendedor de Barajas. Jorge Moreno, de 23 años, acude todos los días al aeropuerto, aunque jamás coge un avión. Se dedica a atender a los clientes que llenan las tiendas de las zonas de embarque. Sale, muy cansado, a las doce de la noche, y vive en Ventas. Ahora tarda media hora como mucho. "Si me cierran el metro a las doce tardaré cerca de dos horas, porque tendré que coger el autobús nocturno", se queja "Espero que nunca lleguen a poner en práctica eso porque me hacen una buena faena, por no decir otra cosa", señala. "Que el metro abra los fines de semana pero sin cerrar el resto. Porque es muy importante para la gente", concluye.

- Hasta las 4.00 los fines de semana. Este hombre de 27 años trabaja en un despacho de abogados los días de diario y los fines de semana en un pub. Sale a las cuatro de la mañana. Por eso, en principio, le convendría el cambio propugnado por la Consejería de Transportes. "Pero no creo que recortar el horario del metro sea la solución", argumentaba, en un vagón, de madrugada, casi lleno de personas que se dirigían a su casa después de trabajar.

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- "Tendría que cambiar de casa". Lourdes Quesada nació en Perú hace 36 años. Y desde hace unos meses trabaja de camarera en un bar del barrio de Salamanca. Sale a las 0.15 de la noche. A esa hora se dirige, desde la estación de metro de Velázquez a Alonso Martínez. Allí hace trasbordo y se monta en otro tren que le conduce a Aluche. No termina el viaje allí, porque en Aluche toma un autobús que le deposita en su casa, en el barrio de Las Águilas. Cuando se enteró de que la Comunidad de Madrid considera recortar el horario del metro sólo le vino a la mente una frase: "Pues tendría que buscarme una habitación en otro sitio, porque el trabajo no lo iba a dejar".

- "Nos quedamos en casa de un amigo". Carlos Falcón, de 33 años, y Deski Mariquines, de 26, vuelven de trabajar a la 1.00. El bar en el que sirven copas está en Cuatro Caminos. Su casa, a más de una hora en metro, en Leganés. Por eso, muchas noches, van a dormir a casa de un amigo en Puerta de Toledo. Es la única forma de poder estar en el trabajo a las ocho de la mañana. Si cierran el metro a las doce, estos dos amigos, sencillamente, no podrían dormir nunca en su casa o tendrían que buscar otro domicilio.

- Venir del cine. Otros dos amigos viajan en el vagón contiguo. Vienen de ver Kill Bill y se han montado en Gran Vía a la 1.00. Se dirigen a su casa, o mejor, a la de sus padres. Óscar Camaño, de 23 años, y Ramón Brihuega, de 24, buscan trabajo y se niegan a que la Consejería de Transportes adelante el horario de cierre. "Bastante tenemos con pensar todo el tiempo que van a cerrar a la 1.30 para que encima se recorte. Ni salir podremos. Está muy bien que el fin de semana no cierre, pero no a costa de los otros días".

- Hacia Moratalaz. Silvia Salazar, de 34 años, coge el último vagón. El que sale a la 1.30. Trabaja en el barrio de Oporto, en una cafetería, y debe ir hasta Artilleros, en el barrio de Moratalaz. En una palabra: cruzar Madrid. Silvia no tiene coche y si le cierran el metro a las doce de la noche, sinceramente, no sabrá qué hacer: "No tengo ni idea. Sólo espero que, para que no me amarguen la vida, no se les ocurra hacerlo".

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