Monteseirín apuesta por recalificar fábricas viejas para que se hagan nuevas

El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, firmó ayer con Francisco Javier Benjumea el convenio urbanístico por el que la empresa podrá construir oficinas en sus actuales suelos una vez que levante su nuevo centro en otra zona de la ciudad. Después de las dudas surgidas entorno al convenio tras conocerse que Abengoa había vendido sus suelos a Ibisa, una sociedad vinculada a la familia Benjumea, Monteseirín advirtió de que este acuerdo es "un ejemplo" de la política que quiere seguir el Ayuntamiento porque "hace confluir los intereses generales con los particulares".

Según el al...

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El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, firmó ayer con Francisco Javier Benjumea el convenio urbanístico por el que la empresa podrá construir oficinas en sus actuales suelos una vez que levante su nuevo centro en otra zona de la ciudad. Después de las dudas surgidas entorno al convenio tras conocerse que Abengoa había vendido sus suelos a Ibisa, una sociedad vinculada a la familia Benjumea, Monteseirín advirtió de que este acuerdo es "un ejemplo" de la política que quiere seguir el Ayuntamiento porque "hace confluir los intereses generales con los particulares".

Según el alcalde, el gobierno municipal pretende firmar más convenios como el de Abengoa y "colaborar para que todas las empresas industriales establecidas en instalaciones obsoletas" se reubiquen en nuevos centros de alta tecnología. "Entiéndanlo en esta perspectiva", pidió Monteseirín, para quien el acuerdo con Abengoa dejará beneficios en la ciudad porque los suelos que abandona la empresa se van a reordenar urbanísticamente de acuerdo a las demandas de la zona y porque la empresa va a invertir en Sevilla todos los beneficios de la operación.

El convenio firmado ayer impide el uso residencial de los 41.888 metros cuadrados ocupados por Abengoa y destina toda su superficie, con 54.000 metros cuadrados de edificabilidad, a actividades económicas. Ibisa, además, se compromete a compensar a Abengoa en el caso de que el valor final de los terrenos supere el precio de adquisición (28.858.000 euros), más gastos. La familia Benjumea quedaría así fuera de sospechas sobre el destino final de las plusvalías.

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