Uno de cada tres ancianos catalanes vive en situación de pobreza

1,2 millones de personas subsisten con ingresos inferiores a 5.800 euros al año

La pobreza crece en Cataluña. La precariedad laboral, la carestía de la vivienda y las bajas pensiones están llevando a la marginación a un colectivo de personas cada vez más numeroso: 1,2 millones, para ser exactos, según el último informe de la fundación Un Sol Món, de Caixa Catalunya. El 18,6% de los catalanes tienen que arreglárselas para llegar a fin de mes con unos ingresos inferiores a la mitad de la renta media. Entre ellos, uno de cada tres ancianos.

La tercera edición del informe sobre la pobreza en Cataluña, dirigido por la economista Magda Mercader, no es optimista sobre las...

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La pobreza crece en Cataluña. La precariedad laboral, la carestía de la vivienda y las bajas pensiones están llevando a la marginación a un colectivo de personas cada vez más numeroso: 1,2 millones, para ser exactos, según el último informe de la fundación Un Sol Món, de Caixa Catalunya. El 18,6% de los catalanes tienen que arreglárselas para llegar a fin de mes con unos ingresos inferiores a la mitad de la renta media. Entre ellos, uno de cada tres ancianos.

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La tercera edición del informe sobre la pobreza en Cataluña, dirigido por la economista Magda Mercader, no es optimista sobre las salidas a este problema creciente. Las desigualdades sociales, lejos de moderarse, se acrecientan día a día, hasta el punto de que se observan incrementos notables con relación al informe hecho público hace sólo un año.

A pesar de que ambos estudios se han elaborado con criterios ligeramente distintos, sus responsables aseguraron ayer que todos los indicadores apuntan a un crecimiento sostenido de la pobreza. Si hace un año el 15% de la población vivía por debajo del umbral de pobreza, el porcentaje ha aumentado hasta el 18,6%. Y la cifra sigue quedándose corta, puesto que el estudio se ha realizado a partir de encuestas domiciliarias y, por lo tanto, no incluye a las personas sin techo, que se calculan en unas 38.000 en el conjunto de Cataluña.

Se considera pobre o en riesgo de pobreza a toda persona que no ingresa más de 5.800 al año, una cifra corregida según el estado civil y la situación sociolaboral de la persona. El informe de este año se ha complementado con un estudio de desigualdades sociales promovido por la Fundación Jaume Bofill, lo que ha permitido introducir un nuevo indicador: el nivel de privación. Así se obtiene información relevante, como el número de personas que no puede permitirse comprar ropa nueva cada temporada (12% del total), las que admiten que no llegan a fin de mes (14,2%) y el porcentaje de familias que no tienen capacidad para cambiar un mueble cuando se estropea (23,9%).Los responsables de la fundación Un Sol Món consideran que el nivel de pobreza de un país no puede establecerse solamente mediante los niveles de renta. Por este motivo se ha analizado también cuáles son las carencias de la población catalana, de las que se han descrito un total de 22. Estas carencias hacen referencia a la capacidad para adquirir bienes, alimentos y servicios para el hogar, y se considera que pueden aparecer problemas graves cuando un núcleo familiar no cubre seis o más de estas necesidades. Se cree que más de un millón de personas se hallan en esta difícil situación en Cataluña.

Así, del estudio se desprende que el 1,6% de los catalanes se han retrasado a la hora de pagar el alquiler, cifra que se duplica en el caso del pago de las cuotas de la hipoteca. El impago de recibos es un problema que afecta al 6% de la población, y el 3,6% tiene problemas incluso para comprar medicamentos. Otro dato ilustrativo es que el 6% de los catalanes dicen no poder ni comprarse un par de zapatos al año.

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Estas cifras se han obtenido mediante una encuesta realizada en 1.991 hogares de toda Cataluña, que serán visitados de nuevo este año por los encuestadores de la Fundación Jaume Bofill con el fin de hacer un seguimiento de su evolución. "De esta manera intentaremos cubrir un gran déficit de este país, como es la falta de datos oficiales sobre la pobreza", explicó ayer el director de la fundación, Jordi Sánchez.

El estudio de la fundación Un Sol Món también demuestra que no todo el mundo corre el mismo riesgo de ser pobre. En los hogares donde el cabeza de familia es una mujer, la tasa de pobreza es del 22,1%, cinco puntos por encima de los hogares encabezados por un hombre. A ello contribuye el elevado número de mujeres viudas que viven solas y con algunas de las pensiones más bajas del sistema.

También influye el estado civil de las personas. Así, las mujeres solteras o separadas y con hijos están doblemente expuestas a afrontar una situación de pobreza en comparación con los hombres casados. Las familias que menos dificultades tienen en este sentido son las formadas por parejas jóvenes con hijos, si bien éstas tienen que afrontar problemas para encontrar una vivienda.

Tras describir esta situación, los autores del estudio piden a las administraciones que concreten y potencien sus actuaciones contra la pobreza mediante políticas activas en materia de vivienda, trabajo y asistencia social.

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