Rait se quiere ir

Rait Kalda, un estonio alto, de ojos azules y de 24 años, siempre sonríe antes de comenzar una frase. Es otro de los alumnos que han asistido a las clases de español de María Dolores Oria. Pero su nivel de español es más alto; lleva ya tres años viviendo en el municipio de Lepe.

Rait Kalda tuvo que empezar a trabajar cuando sólo tenía 13 años. "Mi familia era muy pobre y yo tenía que ayudarles". Pero un invierno estonio, su jefe le dijo que ya no había más trabajo para él, así que recordó que un amigo le había hablado de un pequeño pueblo en España donde había faena como recolector de f...

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Rait Kalda, un estonio alto, de ojos azules y de 24 años, siempre sonríe antes de comenzar una frase. Es otro de los alumnos que han asistido a las clases de español de María Dolores Oria. Pero su nivel de español es más alto; lleva ya tres años viviendo en el municipio de Lepe.

Rait Kalda tuvo que empezar a trabajar cuando sólo tenía 13 años. "Mi familia era muy pobre y yo tenía que ayudarles". Pero un invierno estonio, su jefe le dijo que ya no había más trabajo para él, así que recordó que un amigo le había hablado de un pequeño pueblo en España donde había faena como recolector de fresas y naranjas.

Con 21 años, y la intención de quedarse tan sólo un par de meses en España, se lanzó a la carretera. Atravesó toda Europa haciendo autostop hasta llegar a Lepe. "Los alemanes y los españoles sí cogen a la gente en la carretera; los que nunca lo hacen son los franceses. Además, aunque saben otros idiomas, nunca dejan de hablar en francés", cuenta. Es joven, pero se atreve con la sociología: "Los más cerrados son los alemanes, te miran por encima del hombro. Los españoles son mucho más abiertos".

La madre y la hermana de Rait también se fueron a Lepe. Ahora vive con ellas. Rait cuenta que "hay muy poco trabajo en los pueblos de Lituania; en las ciudades hay más, pero tienes que buscar mucho".

Recolector, socorrista, portero de discoteca... Durante tres años Rait ha hecho de todo, pero ya está cansado: "Me quiero volver a mi país con el dinero que he ahorrado y estudiar fotografía o informática para intentar mejorar en la vida".

Aquí, en España, lo tiene más difícil. Lleva desde que vino sin papeles y no cree que los puede llegar a conseguir. Pero no parece que nada le pueda quitar la alegría: "Hoy por la tarde he conocido a tres chicas de Estados Unidos en el pueblo de al lado". Raid se frota las manos y continúa: "He quedado con ellas a las diez de la noche".

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