Columna

Alcalde de toques

No lo sé muy de seguro, pero me da el pálpito de que finges una serenidad de la que andas muy distante, tan distante como del agua o del hielo marciano, que se disputan ahora las agencias europea y americana; tú estás que echas humo, aunque procuras disimularlo, siguiendo las peripecias espaciales de la Mars Express o del Spirit o de la última Opportunity. Te estremece, eso sí, la hermosa aventura de salir al encuentro de la posible vida, por insignificante que sea, en esa ficción planetaria de Ray Bradbury. Y eso que tú ya lo dijiste: la ficción no es más que una realidad...

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No lo sé muy de seguro, pero me da el pálpito de que finges una serenidad de la que andas muy distante, tan distante como del agua o del hielo marciano, que se disputan ahora las agencias europea y americana; tú estás que echas humo, aunque procuras disimularlo, siguiendo las peripecias espaciales de la Mars Express o del Spirit o de la última Opportunity. Te estremece, eso sí, la hermosa aventura de salir al encuentro de la posible vida, por insignificante que sea, en esa ficción planetaria de Ray Bradbury. Y eso que tú ya lo dijiste: la ficción no es más que una realidad sin DNI, ni pasaporte, ni domicilio conocido. Aquel día que volabas, tan joven, ¿te acuerdas, no?, justamente en la vertical de El Altet, que lleva esculpida en caída libre el nombre de Saint Exupery. No lo sé muy de seguro, pero se me figura que, de pronto, se te ha demudado el semblante, que se te ha endurecido, que se te ha humedecido, cuando has descubierto toda una galaxia de adolescencia vulnerada por la lujuria viscosa y autoritaria de un primer edil, y sus colegas han murmurado unas jaculatorias, o lo han disculpado desde el Jurásico, y la cúpula no sabe/no contesta en la irresponsabilidad y el cinismo más descarados, de quien aspira a presidir el gobierno. Te he visto coger el diccionario y leer con voz estentórea: alcalde de hijosdalgo, alcalde de la Mesta, alcalde de la cuadra, alcalde de sacas, alcalde de obras y bosques, alcalde del crimen...y has agregado con rotulador rojo; alcalde de toques y Toques, puerco, pederasta, carcuncio, repugnante. Lo has imaginado, entre náuseas, pudriéndole con su aliento podrido los pechos a una niña de dieciséis años, encharcándoselos de babas y obscenidades, y luego con el paripé de pedir la suspensión de militancia, agarrarse al cargo para encharcarlo también de babas y utilidades. Mientras Mariano Rajoy seguía mirando hacia ningún lugar, sin enterarse de nada. Y la Obra, ha sacado sus reservas de rubor o no, y seguramente ha escondido la cabeza bajo el ala. Bajo el ala no de un arcángel, sino de un buitre carroñero. Y pobre bicho.

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