Reportaje:

Vacunas de ayer y de hoy

El homenaje a Balmis en Alicante sirve para aproximarse a los últimos avances en la vacuna contra el cáncer de útero

Alicante no sólo carece de una calle o plaza dedicada al doctor Francisco Xavier Balmis, sino que en la ciudad apenas nadie conoce la apasionante historia de este doctor que nació, precisamente hoy, hace 250 años en Alicante. Balmis llevó la vacuna contra la viruela a Latinoamérica y Filipinas, una acción que permitió salvar la vida, por ejemplo sólo en Perú a más de 250.000 indígenas y colonos.

Pero en su labor científica, el médico alicantino destacó por ser el primero en instaurar el concepto de "universalidad" en la sanidad e impregnó sus trabajos de una visión integral de la medici...

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Alicante no sólo carece de una calle o plaza dedicada al doctor Francisco Xavier Balmis, sino que en la ciudad apenas nadie conoce la apasionante historia de este doctor que nació, precisamente hoy, hace 250 años en Alicante. Balmis llevó la vacuna contra la viruela a Latinoamérica y Filipinas, una acción que permitió salvar la vida, por ejemplo sólo en Perú a más de 250.000 indígenas y colonos.

Pero en su labor científica, el médico alicantino destacó por ser el primero en instaurar el concepto de "universalidad" en la sanidad e impregnó sus trabajos de una visión integral de la medicina uniendo conocimientos biológicos, psicológicos y culturales.

Francisco Xavier Balmis (Alicante, 1753), hijo y nieto de cirujanos y sangradores, participó como médico en una expedición naval contra los piratas berberiscos entre 1775 y 1780, y fue enviado posteriormente a México con un contingente de médicos y heridos. En 1803, dos años después de que llegara a España la vacuna de la viruela, que había sido descubierta en 1798, dirigió a instancias del rey Carlos IV la Real Expedición Marítima y Filantrópica, que partió de A Coruña para extender el antídoto en Filipinas y América Latina. En estas regiones, el doctor Balmis creó juntas locales de vacunación para los más desfavorecidos, impulsó los equipos sanitarios interdisciplinares, estudió la farmacopea americana, que traería después a España y utilizó la más moderna biotecnología.

Por este motivo, la Universidad de Alicante se sumó ayer al homenaje que muchas instituciones están tributando durante estos días al doctor Balmis. Un alicantino defensor de la medicina pública y gratuita de los siglos XVIII y XIX que dio en 1803 la vuelta al mundo con una expedición para extender la vacuna contra la viruela. Si las instituciones públicas alicantinas han mostrado cierta indiferencia ante esta efeméride, ha habido otras Administraciones que se han volcado, por ejemplo las instituciones gallegas que han dedicado monumentos y han elogiando la figura de Balmis, por el simple motivo que 22 niños gallegos, de entre 3 y 9 años, fueron los que portaron en sus brazos esta vacuna.

El investigador Manuel Elkin Patarroyo, director de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia y premio Príncipe de Asturias, impartió ayer por la tarde la conferencia Estado actual de la vacuna. La charla inauguró un ciclo de conferencias, organizadas entre otros por los profesores Joaquín de Juan y José Miguel Sempere, que permitirán en la Universidad de Alicante analizar, hasta el próximo 16 de diciembre, diversos aspectos de su vida y obra. Patarroyo, antes de su intervención, destacó la "admirable capacidad de gestión" que demostró Francisco Xavier Balmis en aquella época para organizar la expedición filantrópica y el concepto de "universalidad" de la medicina que implantó durante los diez años en los que se prolongó la expedición.

El homenaje a Balmis, y la visita de Patarroyo, sirvió también para revisar y plantear futuro retos en el campo de la medicina. Manuel Elkin Patarroyo explicó el estado actual de las vacunas de la malaria y la del cáncer de cuello uterino en las que su equipo ha realizado importantes descubrimientos. Patarroyo dijo que su técnica también es eficaz para lograr vacunas contra la tuberculosis, lesmaniosis o la hepatitis C.

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La clave del éxito, al igual que hizo Balmis hace dos siglos, radica en combinar los conocimientos físicos, matemáticos, químicos y biológicos, entre otros, con un mismo objetivo. "Al final conseguimos describir una arquitectura molecular concreta que nos permite incidir sobre aquellas moléculas que causan las enfermedades", resumió el científico.

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