DÍA MUNDIAL DE LA LUCHA CONTRA EL SIDA

Media vida para acabar con el miedo

Media vida confiesa Luis Morante que ha tardado en acabar con sus miedos: desde que hace 17 años su médico le dijo que tenía el VIH y que le quedaban cinco años de vida. Nadie lo hubiera dicho al oír a este activista de la Coordinadora Estatal de VIH/sida (Cesida) el miércoles pasado. Entonces, sentado en la presidencia de un acto sobre el sida junto a la ministra de Sanidad, Ana Pastor, reconoció que ése era su último paso: el final para todos sus miedos. Primero tuvo que perder el miedo a saber que tenía sida; luego, a que los demás lo supieran. "En mi casa me daban de comer con cubiertos de...

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Media vida confiesa Luis Morante que ha tardado en acabar con sus miedos: desde que hace 17 años su médico le dijo que tenía el VIH y que le quedaban cinco años de vida. Nadie lo hubiera dicho al oír a este activista de la Coordinadora Estatal de VIH/sida (Cesida) el miércoles pasado. Entonces, sentado en la presidencia de un acto sobre el sida junto a la ministra de Sanidad, Ana Pastor, reconoció que ése era su último paso: el final para todos sus miedos. Primero tuvo que perder el miedo a saber que tenía sida; luego, a que los demás lo supieran. "En mi casa me daban de comer con cubiertos de plástico hasta que se informaron", relató.

Después tuvo que esperar hasta 1996 para que llegara un tratamiento efectivo, y debió ver cómo morían sus amigos.

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"He venido a contarles que ya no tengo miedo, pero entiendo que otras personas puedan tenerlo", prosiguió. La población general lo tiene, y ello les impide "hacerse un test aun sabiendo que corre riesgos, o ponerse un condón con la excusa de que 'no me va a pasar".

"La otra cara del miedo es el que tienen las personas que viven con VIH. Sufren por mantener ese anonimato que es vital para ellos, pues así evitan discriminación, problemas laborales, en la familia... a costa de padecer problemas psicológicos y el hecho social conocido como estigma". afirmó. Una situación que no cambia. "Tras las estadísticas se esconden personas con sus sentimientos y vidas. Es necesario dignificar el status actual del seropositivo en nuestra sociedad", insistió.

Morante admitió que él no es "un seropositivo típico". "Mirando atrás veo que he conseguido todo: mi pareja, mis hijos, mi especialización laboral, mi hogar... Pero reconozco que he tenido que atravesar muy altos muros. No podía escalarlos, así que los derribé. Ser seropositivo te hace ser menos materialista, te conformas con las cosas que tienen verdadero valor", dijo con humildad. "Apelo a la sociedad española, que ha demostrado con lo del Prestige que de solidaridad va sobrada, que igual que lucha por recuperar un capital natural valioso, se esfuerce por recuperar un capital aún más valioso: la humanidad", acabó.

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