Crítica:

Lentejuelas de papel

¿Por qué las familias con niños poseen cámara fotográfica y los solteros, por lo general, no la tienen? Muchas veces, el fantasma colectivo de la familia utiliza la propia fotografía para motivar el encuentro alrededor de un pastel. Los más deportivos sacan la cámara digital para eternizar las vacaciones y los cumpleaños, momentos de culto doméstico que después, condensados en invisibles bits, viajan por autopistas provistas de guardianes machacavirus hacia la imagen de arranque de los monitores del ordenador. Pierre Bourdieu defendía que la fotografía, en tanto práctica del individuo m...

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¿Por qué las familias con niños poseen cámara fotográfica y los solteros, por lo general, no la tienen? Muchas veces, el fantasma colectivo de la familia utiliza la propia fotografía para motivar el encuentro alrededor de un pastel. Los más deportivos sacan la cámara digital para eternizar las vacaciones y los cumpleaños, momentos de culto doméstico que después, condensados en invisibles bits, viajan por autopistas provistas de guardianes machacavirus hacia la imagen de arranque de los monitores del ordenador. Pierre Bourdieu defendía que la fotografía, en tanto práctica del individuo medio, debía ser definida en términos de funciones sociales, ligadas sobre todo a la estructura familiar. "La fotografía en sí -en casi todos los casos- no es más que la reproducción de la imagen de la integración del grupo". Para el pensador francés, no hay apenas diferencia entre la imagen de la Torre Eiffel capturada por un cateto con su Instamatic y otra de autor que hace una "fotografía artística" para distinguirse del anterior. La fotografía cumple, pues, la función de "índice social".

FOTO RAMBLAS

Galería dels Àngels

Carrer dels Àngels, 16 Barcelona

Hasta el 25 de noviembre

El fotógrafo/artista quiere identificarse con una práctica fotográfica que considera diferente. Pero la fotografía no tiene reglas estéticas propias. Y cuando quiere salirse del marco, toma prestado su carácter de los movimientos artísticos. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre la fotografía de una corista de las Ramblas hecha en un estudio profesional y otra realizada por Cindy Sherman, por ejemplo, la de una actriz de melodrama rosa? ¿El encuadre, el contraste, la expresividad, la singularidad? La artista norteamericana hace de ella misma un objeto/sujeto. En su obra, los estereotipos son revelaciones de la artista en tanto estereotipo. Sherman no es más original que un fotógrafo profesional que tiene su estudio en un bajo mugriento del barrio chino, pero su trabajo es singular y el objeto de su obra una suerte de metalenguaje en el que existe el rechazo de la idea del artista como ser original. Sus trabajos sobre la imitación de personajes salidos de los peores y más vulgares guiones hollywoodienses están hoy en las mansiones de los mejores coleccionistas y museos del mundo. Toda la obra de Sherman nos da una idea de cómo hacer estallar las categorías del arte, lo mismo que una galería que exhibe una serie de retratos en blanco y negro realizados en un estudio/laboratorio puede querer hacer pedazos las nociones de rareza y unicidad.

Es el caso de la exposición Foto Ramblas. Dejaremos aparte la cuestión comercial de la iniciativa emprendida por la galería Dels Àngels y valoraremos únicamente la voluntad de recuperar los negativos de este famosísimo estudio que nació en la posguerra barcelonesa, adonde iban a parar boxeadores, luchadores, vedettes y artistas que querían eternizar sus rostros, los recuerdos de una boda o los inmigrantes que deseaban enviar un testimonio de su próspera situación a los familiares.

La exposición plantea la

cuestión bourdieuana, a saber, la inocencia y la autonomía del soporte fotográfico frente a la idea del fotógrafo fáustico. También parodia la proliferación de esas "nuevas objetividades" que como una plaga se han extendido por galerías de todo el mundo a partir de las doctrinas de los Becher (Hilla & Bernd) en Düsseldorf. La muestra se compone de una selección de fotografías tomadas entre 1956 y 1973, seleccionadas por Santos Montes, de personajes que vivían en el distrito de Ciutat Vella y el Paralelo. En Foto Ramblas trabajaron excelentes profesionales: Vives, Quimet, Rafael Muñoz, Alberto Fonollosa y Joseph María Cirés retrataron, hasta hace unos ocho años, cuando se cerró definitivamente el estudio, a personajes como Pedro Carrasco, Ben Alí o José Legrá, al lado de seres anónimos y de espectáculos de variétés, bailaores, humoristas, magos, actores, músicos y travestis, siempre perdedores fuera de sus teatros de cartón piedra, lentejuelas y butacas. Estas fotografías tienen algo de esa "catástrofe" que descubrió Barthes frente al retrato de su madre: la certeza del "esto ha sido": "Tiemblo por una catástrofe que ya sucedió. No importa que el sujeto esté vivo o muerto, cualquier fotografía es esa catástrofe".

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