Erdogan rechaza que la UE se convierta en un club cristiano

El primer ministro turco abre el foro euromediterráneo de Formentor

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, aporta poco optimismo al paisaje mediterráneo de la posguerra de Irak. "No es posible dibujar un cuadro atractivo", confesó ayer, tras constatar que "tras el 11 de septiembre hemos llegado a creer que el choque de civilizaciones es una realidad" y "hemos intentado dividir al Mediterráneo en un club cristiano y un club musulmán". "No queremos que la UE sea un club cristiano", advirtió.

El lenguaje del primer ministro turco choca con el del presidente del Gobierno, José María Aznar, que quiere que la Constitución europea destaque las raíces ...

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El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, aporta poco optimismo al paisaje mediterráneo de la posguerra de Irak. "No es posible dibujar un cuadro atractivo", confesó ayer, tras constatar que "tras el 11 de septiembre hemos llegado a creer que el choque de civilizaciones es una realidad" y "hemos intentado dividir al Mediterráneo en un club cristiano y un club musulmán". "No queremos que la UE sea un club cristiano", advirtió.

El lenguaje del primer ministro turco choca con el del presidente del Gobierno, José María Aznar, que quiere que la Constitución europea destaque las raíces cristianas del continente. "El terror y el fanatismo ya nos han dicho claramente que desean anclar nuestro Mediterráneo en la violencia, el odio y la intolerancia. Pero no lo conseguirán. Todos estamos comprometidos en la victoria contra el terror", proclamó anoche Aznar, también en la apertura del foro euromediterráneo de Fomentor, en Mallorca, poco después de que Erdogan insistiera en que la desconfianza es la gran barrera que impide que las cosas mejoren y señalara: "Lo peor es que seguimos nutriendo esa percepción con nuestros prejuicios y otras líneas divisorias artificiales como la religión y la cultura".

No hubo una confrontación directa entre ambos líderes, porque esta 5ª edición del foro que organiza anualmente la Fundación Repsol YPF parece tan atenazada por la gravedad de los problemas planteados que la viveza de los debates habituales ha cedido el terreno a la formalidad de los discursos.

Discurso leído fue la intervención de Erdogan ante una audiencia de diplomáticos, empresarios y periodistas, y del mismo modo resolvió Aznar, al comienzo de la cena, su participación en este foro. Los dos dirigentes, que viajaron por separado a Formentor tras asistir al Consejo Europeo de Bruselas, únicamente conversaron, en público, durante el ágape nocturno. El presidente del Gobierno, que ha estado entre los principales valedores del ingreso de Turquía en la UE, regresó a dormir a Madrid, dejando en Mallorca al primer ministro turco alzado al poder por un partido de base islámica. Nada que ver con las prolongadas atenciones que Aznar prestó en ediciones anteriores de este foro a otros líderes, como el portugués António Guterres, el egipcio Hosni Mubarak, el palestino Yasir Arafat o el israelí Simón Peres.

Erdogan, aliado ahora también en el despliegue militar sobre Irak, pasó de puntillas sobre ese tema -se limitó a decir que Turquía ha ido a la zona porque "tiene mucha experiencia en la reconstrucción de áreas de conflicto"- y aprovechó la ocasión para difundir, con citas de Bertolt Brecht y Victor Hugo, una imagen "secularizada" de su Gobierno hecha de las distintas reformas acometidas tanto en el campo económico como en temas de derechos humanos para afrontar el examen de la UE. Terminó poniéndose por modelo. "Para neutralizar las tendencias radicales, Europa necesita un modelo que pueda demostrar que el islam y la modernidad pueden coexistir. Ese modelo es Turquía", dijo.

Aznar calificó el proyecto político de Erdogan de "encomiable", pero centró su discurso en la necesidad de lograr en Irak un éxito que "será el éxito de todos", en impulsar la Hoja de Ruta para encauzar el conflicto de Oriente Próximo y promover el llamado Proceso de Barcelona para normalizar y desarrollar las relaciones entre las orillas norte y sur del Mediterráneo.

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A los mismos temas hizo referencia el primer ministro turco, antes de concluir que, "no obstante, con todo esto, no es posible trazar un cuadro atractivo". Para Erdogan, "el Mediterráneo del futuro", lleno de estabilidad política, de seguridad y de desarrollo, requiere, además, que "se repartan la cargas y los beneficios", que "prosperidad y poder se distribuyan equitativamente", que "los cuellos de botella no sean el destino del sur y que el norte no sea el único que prospere".

Dedicó un apartado especial a la inmigración. "Como países mediterráneos no comunitarios, otorgamos gran importancia a la integración de nuestros ciudadanos que están legalmente en los Estados miembros de la UE. Desgraciadamente, no encontramos a la UE suficientemente sensible sobre este asunto. La UE centra su política en parar la inmigración ilegal más que en prevenirla". El Gobierno español ha sido de los más duros en la elaboración de la política comunitaria sobre inmigración.

¿Pesimismo sobre Irak?

"Hay demasiado pesimismo sobre Irak. Hay que escuchar a los iraquíes y saber cómo valoran el hecho de haber recuperado la libertad. Es cierto que tienen problemas de seguridad, pero ahora saben que nadie les va a detener por no estar en las filas de Sadam Husein". La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, intervino así para orientar un debate, que moderó con mano de hierro, en el que Habib Boulares, secretario general de la Unión del Magreb Árabe, y Volkan Vural, embajador de Turquía en Madrid, expresaron serias dudas sobre las ventajas para Oriente Próximo de la intervención en Irak.

"La invasión de Irak no ha resuelto nada", dijo el primero. "La construcción de la democracia no es sencilla. Debe surgir del propio país, porque si se percibe como impuesta será rechazada", sostuvo el segundo.

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