LA POSGUERRA DE IRAK | La escalada de la violencia

La división iraní del espionaje de Sadam trabaja ya para Washington

El proceso de desbaazificación ha quedado en entredicho. Mientras el administrador civil norteamericano en Irak, Paul Bremer, despedía en bloque a soldados, policías y trabajadores del Ministerio de Información, los responsables militares llevan al menos un mes trabajando con el sector más odiado del régimen de Sadam Husein: sus servicios secretos.

"A buenas horas os enteráis los extranjeros de que los mujabarat están trabajando con la CIA", comenta un iraquí con varios conocidos en los servicios secretos del Gobierno depuesto. "Hace más de un mes que la gente de los departamento...

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El proceso de desbaazificación ha quedado en entredicho. Mientras el administrador civil norteamericano en Irak, Paul Bremer, despedía en bloque a soldados, policías y trabajadores del Ministerio de Información, los responsables militares llevan al menos un mes trabajando con el sector más odiado del régimen de Sadam Husein: sus servicios secretos.

"A buenas horas os enteráis los extranjeros de que los mujabarat están trabajando con la CIA", comenta un iraquí con varios conocidos en los servicios secretos del Gobierno depuesto. "Hace más de un mes que la gente de los departamentos de Irán y Siria han vuelto a sus puestos de la mano de los norteamericanos", asegura la fuente cuando se le comenta la noticia difundida esta semana por The Washington Post.

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Los mujabarat, o servicios secretos externos, estaban divididos por secciones de acuerdo con los países o regiones del mundo de los que se ocupaban. Según ha podido saber EL PAÍS, dos agentes asignados a una de las secciones de países de habla hispana, recibieron una llamada hace un mes para que consideraran volver al trabajo. Para entonces, muchos de los agentes que se ocupaban de los vecinos Irán y Siria, ya habían aceptado la oferta.

Pero el espionaje exterior no es el único que se ha reactivado. En la Dirección de Seguridad General (espionaje interior), al menos un departamento ha vuelto al trabajo. Se trata de la oficina que se ocupaba del seguimiento de Al Dawa al Islamiya (Llamada Islámica), un partido político de corte islamista, cuya militancia Sadam castigó con la pena de muerte en 1980. EL PAÍS no ha podido averiguar si los agentes siguen ocupándose de esa formación o les han sido asignadas otras tareas.

Decisión peligrosa

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En cualquier caso, la medida está despertando una gran polémica. "Se trata de una decisión muy peligrosa", denunció ayer Entifadh Qanbar, portavoz del Congreso Nacional Iraquí (CNI), "Estados Unidos conoce muy poco sobre esa gente o cómo tratar con ellos, y la experiencia ha tenido resultados negativos cuando se ha intentado con anterioridad". El CNI, que dirige Ahmad Chalabi, teme que estos elementos puedan utilizar su nuevo estatus para distraer la atención o encubrir hechos más que para ayudar.

"Es un insulto a los iraquíes, además de una medida corta de vista", señala un observador político árabe. "¿Cómo van a librarse de ellos después? Una vez que les den una responsabilidad van a agarrarse a ella como a un clavo ardiendo y luego quien tendrá que enfrentarse a ellos será un Gobierno provisional débil y sin medios", añade la fuente.

Mientras tanto, el hombre asignado al Ministerio de Información de Sadam para decidir a qué periodistas se les daban o renovaban visados, K. T., también ha encontrado empleo con una cadena de televisión estadounidense.

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