Traslados a Europa del Este y al Magreb

Zanini, un negocio español de 98 millones de euros que lidera el segmento de embellecedores de ruedas de coches desde sus plantas en Brasil, Estados Unidos, México, Francia y España, medita la apertura de una fábrica en el Este. "No pensamos tanto en reducir costes como en una medida defensiva, para competir con las empresas de componentes de la Europa oriental, que empiezan a mostrarse capaces de hacerse con los pedidos de los grandes grupos automovilísticos", explica Juan Miguel Torras. El presidente ejecutivo de Zanini asegura que podrá mantener sus cuatro plantas en España, entre las que s...

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Zanini, un negocio español de 98 millones de euros que lidera el segmento de embellecedores de ruedas de coches desde sus plantas en Brasil, Estados Unidos, México, Francia y España, medita la apertura de una fábrica en el Este. "No pensamos tanto en reducir costes como en una medida defensiva, para competir con las empresas de componentes de la Europa oriental, que empiezan a mostrarse capaces de hacerse con los pedidos de los grandes grupos automovilísticos", explica Juan Miguel Torras. El presidente ejecutivo de Zanini asegura que podrá mantener sus cuatro plantas en España, entre las que se cuentan las de mayor capacidad técnica y su centro de I+D.

Y, en paralelo, la multinacional francesa Valeo acaba de echar el cierre a su planta en Abrera (Barcelona), dedicada a una actividad con escaso valor añadido como el cableado para automóvil, en un expediente de regulación que ha afectado a 402 trabajadores. La empresa trasladará la producción a Marruecos, con unos costes casi cinco veces menores.

Son dos situaciones radicalmente distintas que reflejan la irrupción en escena como polo de atracciones de los países con menores costes, donde a menudo se han instalado previamente los fabricantes de coches. Apuntan también a que España, que deja de ser competitiva por costes, debe resolver con urgencia la asignatura de la innovación para ganar competitividad y para que no peligre su tejido industrial. Éste lo constituyen unas 900 empresas, y se concentra sobre todo en Cataluña, Euskadi, Madrid y Castilla y León. Su aportación al PIB nacional roza el 4%.

El caso de la multinacional Lear es emblemático: mientras desataba una crisis profunda en Cervera (Lleida) al cerrar su planta de cableado, que empleaba a más de 1.000 personas, anunciaba más inversión y empleo en Valls (Tarragona), un centro mucho más pequeño con actividad de mayor valor añadido.

Según Sernauto, la innovación equivale a casi un 6% de los ingresos de los proveedores, pero los sindicatos advierten de que esta cifra se ve distorsionada por la seria apuesta de grandes grupos como el burgalés Antolín o la catalana Ficosa, también muy internacionalizados.

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