Cartas al director

El futuro de la ciencia

¿Quién escucha a los expertos? En el Senado nos habían dado aviso; la realidad más reciente confirma lo dictado: la formación científica de nuestros estudiantes no sirve para garantizar un futuro cargado de progreso. Nadie escucha y parece como si viviéramos establecidos en un alarde improvisador. Se suceden los ministros, y con ellos, ideas relumbrantes cargadas de grandes proyectos de acero y cristal sustentadas en bases de paja. Ideas inconclusas, mal fundamentadas, sin un análisis real de las necesidades y que acaban como el rosario de la aurora. ¿Se acuerdan ustedes de los becarios Cajal?...

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¿Quién escucha a los expertos? En el Senado nos habían dado aviso; la realidad más reciente confirma lo dictado: la formación científica de nuestros estudiantes no sirve para garantizar un futuro cargado de progreso. Nadie escucha y parece como si viviéramos establecidos en un alarde improvisador. Se suceden los ministros, y con ellos, ideas relumbrantes cargadas de grandes proyectos de acero y cristal sustentadas en bases de paja. Ideas inconclusas, mal fundamentadas, sin un análisis real de las necesidades y que acaban como el rosario de la aurora. ¿Se acuerdan ustedes de los becarios Cajal?

Esto recuerda una curiosa comparación que conocí en Internet: considerada en conjunto, la inversión que se realiza en arreglos estéticos de las mamas y en fármacos para combatir la impotencia masculina (¡absolutamente nada en contra de ambos!) es mayor que la inversión que se realiza sobre las enfermedades neurodegenerativas. O sea, que en un futuro próximo nos encontraremos con una sociedad repleta de ancianos con bustos imponentes y magníficas erecciones, pero sin poder recordar para qué sirven.

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