Columna

Replanteamiento

Tres acontecimientos han coincidido en el tiempo con notable repercusión para la Comunidad Valenciana. Tenemos desde hace unos días un nuevo presidente de la Generalitat. También estrenamos el borrador, ya aprobado, de la primera Constitución Europea que incluye los principios en los que se tiene que basar la convivencia de los ciudadanos a lo largo de los próximos años. Y asimismo tienen los empresarios valencianos un presidente renovado en la más numerosa e influyente Confederación Empresarial, (Cierval), que es Rafael Ferrando. Este relevo consecutivo tuvo un precedente con el nombramiento ...

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Tres acontecimientos han coincidido en el tiempo con notable repercusión para la Comunidad Valenciana. Tenemos desde hace unos días un nuevo presidente de la Generalitat. También estrenamos el borrador, ya aprobado, de la primera Constitución Europea que incluye los principios en los que se tiene que basar la convivencia de los ciudadanos a lo largo de los próximos años. Y asimismo tienen los empresarios valencianos un presidente renovado en la más numerosa e influyente Confederación Empresarial, (Cierval), que es Rafael Ferrando. Este relevo consecutivo tuvo un precedente con el nombramiento del recién incorporado presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios, Francisco Pons.

Coincidencias han existido, conversaciones y movimientos internos, también. No cesan los cónclaves ante los nombramientos y las expectativas de un nuevo lenguaje político exhibido por el presidente Camps.

¿Qué esperan los empresarios de esta legislativa autonómica que ahora empieza? La respuesta se resume en dos objetivos: normalidad y estabilidad. La economía requiere, por ejemplo, que el puerto de Valencia recupere y tenga garantizada su competitividad, con unos costes que sean asumibles por las empresas y que le permitan equipararse a otros recintos portuarios del Mediterráneo, como el de Barcelona, en calidad del servicio, rapidez en la carga y descarga, y unos costos equiparables a los de la competencia. Los empresarios necesitan despejar la incógnita que todavía gravita sobre infraestructuras básicas que condicionan la competitividad de las empresas valencianas y la proyección de futuro. Los aeropuertos, las carreteras, el tren de alta velocidad, el ancho de vía europeo, el equipamiento de los puertos y las grandes áreas metropolitanas establecen un oportuno orden de prioridades.

Y la Comunidad Valenciana, tras un prolongado paréntesis de inhibición, sobre la profundización del desarrollo autonómico, vuelve sobre sus pasos para recuperar los rasgos de una nacionalidad histórica y con las mismas prerrogativas a las demás que conforman el pelotón de cabeza.

"La lengua no es un organismo animal ni vegetal, no es ningún producto, ni tiene en sí leyes autónomas ni condiciones de existencia ajenas a la intervención de los hablantes. Una lengua ha sido lo que sus hablantes hicieron de ella, es lo que están haciendo, será lo que hagan de ella". Son las palabras decididas de un filólogo hispánico llamado Amado Alonso. Es obligación de una sociedad ocuparse y preocuparse cuando la lengua cae en desuso o recibe una desconsideración, más grave cuanto más alto se eleve el desaire. Y detrás de la lengua, una vez apaciguados su naturaleza y su entorno, está la cultura, expresión social e intelectual, a partes iguales, del comportamiento de un pueblo.

Los empresarios quieren dignidad, independencia y estabilidad. Es urgente actuar en la formación profesional y universitaria. En su variedad y en su calidad. Seremos lo que las nuevas generaciones den de sí. Y los políticos, en este nuevo mandato, están obligados a manifestar gestos, para integrarse en la marcha de los tiempos. La legislatura que ahora comienza será más ajetreada o con mejores resultados, pero nunca será igual a las anteriores.

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