Cuba advierte de que hay más espías en las filas de la oposición

La presentación del polémico libro "Los disidentes", una recopilación de entrevistas a 12 agentes de la seguridad infiltrados en los grupos de oposición a Fidel Castro, sirvió esta semana al ministro cubano de Asuntos Exteriores, Felipe Pérez Roque, para justificar de nuevo las severísimas condenas impuestas a 75 disidentes, cuando se cumplen los primeros 100 días de su detención. Roque advirtió que otros espías siguen infiltrados en la oposición.

"El enemigo debe saber que hay otros muchos que todavía cumplen este papel, que en este momento están recibiendo aún su dinero, que en...

La presentación del polémico libro "Los disidentes", una recopilación de entrevistas a 12 agentes de la seguridad infiltrados en los grupos de oposición a Fidel Castro, sirvió esta semana al ministro cubano de Asuntos Exteriores, Felipe Pérez Roque, para justificar de nuevo las severísimas condenas impuestas a 75 disidentes, cuando se cumplen los primeros 100 días de su detención. Roque advirtió que otros espías siguen infiltrados en la oposición.

"El enemigo debe saber que hay otros muchos que todavía cumplen este papel, que en este momento están recibiendo aún su dinero, que en este mismo momento pueden estar allí en una reunión", afirmó el jefe de la diplomacia, quien calificó de "héroes y heroínas" a los topos destapados, cuyos testimonios resultaron clave para condenar a sus ex compañeros a penas de hasta 28 años.

Roque presentó el libro en La Habana el martes, un día después de conocerse que el Tribunal Supremo ratificó las sentencias de al menos 50 de los 75 disidentes condenados, entre ellos las del poeta y periodista Raúl Rivero y los opositores Marta Beatriz Roque, Héctor Palacios y Óscar Espinosa Chepe, todos sancionados en los juicios sumarísimos de marzo a 20 años de cárcel por "conspirar" con EE UU para "socavar la independencia y la integridad territorial del Estado cubano".

El canciller reiteró el argumento oficial de que los encarcelados "fueron pagados y servían al Gobierno norteamericano", y opinó que "el libro aclara cómo los denominados grupos de la disidencia surgen por decisiones tomadas desde el exterior y son financiados desde el exterior", algo que rechazan tajantemente los opositores.

Uno de ellos, Oswaldo Payà, el promotor del Proyecto Varela -iniciativa que pide que se convoque un referéndum sobre el cambio político en la isla- aseguró la semana pasada en un artículo publicado en EL PAÍS que el mencionado libro eran "227 páginas de mentiras" y "una acción desesperada del régimen para distraer la atención de la contradicción esencial, que no es entre la disidencia y el Gobierno, sino entre el régimen y el pueblo".

Sin mencionarlo por su nombre, Roque se refirió a este periódico al declararse "asombrado" porque Payà hubiese encontrado "páginas fáciles en un diario importante para ripostarle a un libro que todavía no existía", y consideró sus argumentos como un intento de "acallar la verdad que estas historiasproclaman".

En "Los disidentes", los agentes infiltrados aseguran que los grupos de la oposición son diminutos, están divididos y penetrados por la policía, y que sus líderes sólo pretenden emigrar o escamotearse mutuamente el dinero recibido de EE UU. Sin embargo, periodistas y observadores extranjeros aseguran que el libro no aclara una cuestión principal: "Si están tan divididos y controlados y no representan ningún peligro para el Gobierno, ¿por qué la ola represiva y las condenas fueron de esa magnitud? ¿Por qué justo en ese momento?".

Según el opositor Elizardo Sánchez, que calificó "Los disidentes" como una calumnia, el argumento oficial de que la peor ola represiva en décadas fue desatada ante los "planes de invasión armada de EE UU", es una burda excusa sin fundamento.

Sánchez indicó que la salud de la mayoría de los opositores, 27 de ellos periodistas disidentes, es "preocupante" después de 100 días de encarcelamiento "en condiciones de extrema severidad", y más aún cuando cumplen las sanciones en cárceles alejadas de sus hogares. La decisión del Supremo de Cuba de desestimar las apelaciones de los prisioneros de conciencia ha sido condenada por varios Gobiernos europeos y por la propia UE, que recientemente aprobó sanciones diplomáticas contra la isla.