El metacrilato resiste el asalto blanco
El equipo festeja su triunfo en su abarrotada plaza, pero no logra subir a una Cibeles protegida
A media noche no se habían registrado incidentes de consideración. Tan sólo esporádicas carreras de numerosos hinchas que intentaban zafarse de los petardos. Las fuerzas del orden y las unidades del Samur permanecían expectantes. "Ya llegará el trabajo", puntualizó uno de sus portavoces. En el habitual recinto de la feria madridista, únicamente la hilera por la que debería pasar el autocar con los jugadores campeones, seguía intacta. El coche festivo hizo su llegada a las 0.45, con los jugadores desgañitados en lo alto del vehículo descapotable. Luego, el baile de todos los jugadores c...
A media noche no se habían registrado incidentes de consideración. Tan sólo esporádicas carreras de numerosos hinchas que intentaban zafarse de los petardos. Las fuerzas del orden y las unidades del Samur permanecían expectantes. "Ya llegará el trabajo", puntualizó uno de sus portavoces. En el habitual recinto de la feria madridista, únicamente la hilera por la que debería pasar el autocar con los jugadores campeones, seguía intacta. El coche festivo hizo su llegada a las 0.45, con los jugadores desgañitados en lo alto del vehículo descapotable. Luego, el baile de todos los jugadores con los acordes del We are the champions, hizo el delirio. Helguera, en calzoncillos, fue de los más desatados. Ya en la pasaralela que protegía a la diosa, Hierro intentó negociar que al menos uno de ellos pudiera escalar la estatua. La policía insistió en su negativa, lo que provocó una discusión entre Raúl y un agente. Con caras de mal humor, apenas un cuarto de hora después de iniciada la fiesta, el autobús tomó las de Villadiego con los futbolistas.