Dos ex ministros descalifican a Blair por los informes de Irak

La Cámara de los Comunes inicia su investigación sobre la guerra

Tony Blair sufrió ayer un ataque demoledor durante las dos primeras sesiones públicas de los Comunes sobre los informes en los que se basó el Gobierno británico para justificar la necesidad de atacar Irak. Los ex ministros Robin Cook y Clare Short, que abandonaron el Gabinete en protesta por la guerra, se refirieron a esos informes como "un error", "espectacular autogol" o "burda imitación".

Los dos ex ministros abrieron así la investigación que ha puesto en marcha la Comisión de Exteriores de los Comunes para dilucidar si el Gobierno manipuló la información de los servicios secretos pa...

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Tony Blair sufrió ayer un ataque demoledor durante las dos primeras sesiones públicas de los Comunes sobre los informes en los que se basó el Gobierno británico para justificar la necesidad de atacar Irak. Los ex ministros Robin Cook y Clare Short, que abandonaron el Gabinete en protesta por la guerra, se refirieron a esos informes como "un error", "espectacular autogol" o "burda imitación".

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Los dos ex ministros abrieron así la investigación que ha puesto en marcha la Comisión de Exteriores de los Comunes para dilucidar si el Gobierno manipuló la información de los servicios secretos para justificar la guerra. Y en particular por qué uno de los dos informes sobre Irak publicados con gran fanfarria en septiembre de 2002 y enero de 2003 sobre Irak aseguraba que Sadam Husein podía desencadenar un ataque nuclear en 45 minutos, que el tiempo ha demostrado que no era verdad.

La investigación de este comité es limitada, pero sus sesiones son públicas y televisadas en directo. Quizá por ello tanto Blair como su director de comunicación, Alastair Campbell, han declinado la invitación a comparecer. En cambio, declararán ante el Comité de Inteligencia y Seguridad, nombrado por el primer ministro, que se reúne a puerta cerrada y somete sus conclusiones a censura antes de hacerlas públicas.

Las comparecencias por separado de Cook y Short confirmaron ayer que la guerra de Irak seguirá dañando durante mucho tiempo la imagen de Blair. Aunque el hecho de que los ahora ex ministros abandonaran el Gobierno precisamente por sus discrepancias respecto a Irak hace menos dañinas sus denuncias, la contundencia de sus palabras dejaron en muy mal lugar a un primer ministro que en las últimas semanas parece haber perdido el favor de la prensa y del público.

La posibilidad de que Blair haya mentido para defender la necesidad de ir a la guerra creció sobremanera tras las comparecencias de ayer. Robin Cook, más prudente que Clare Short, siguió defendiendo la "buena fe" del primer ministro, pero fue el que utilizó las descalificaciones más duras al evaluar los datos que usó el Gobierno para ir a la guerra.

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Short, más pasional, reconoció que le parecía "increíble" que Blair hubiera engañado al Parlamento, pero que ahora ha llegado a la "triste conclusión" de que así es. La ex ministra de Cooperación, que no dimitió hasta después de la guerra, dijo ayer que Blair decidió en verano pasado apoyar los planes militares del presidente de EE UU, George W. Bush, y que por eso se vio obligado a defender la causa de la guerra "con medias verdades, exageraciones y dando garantías de que eso no era verdad", a sabiendas de que la guerra sería en la primavera de 2003.

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