Bruselas ultima una propuesta para cerrar la reforma de la PAC

El esperado e histórico acuerdo sobre la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) tendrá que esperar. Los ministros de Agricultura suspendieron anoche el consejo para retomarlo el próximo martes a la espera de que la Comisión presente una propuesta que, como un rompecabezas, concilie los intereses. No obstante, el trascendental e inesperado cambio de Alemania, el principal contribuyente de la PAC, al aceptar las tesis francesas puede facilitar el acuerdo.

"La desvinculación parcial es una revolución y en ese sentido, la propuesta de Franz Fischler

[comisario de Agricultura] no...

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El esperado e histórico acuerdo sobre la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) tendrá que esperar. Los ministros de Agricultura suspendieron anoche el consejo para retomarlo el próximo martes a la espera de que la Comisión presente una propuesta que, como un rompecabezas, concilie los intereses. No obstante, el trascendental e inesperado cambio de Alemania, el principal contribuyente de la PAC, al aceptar las tesis francesas puede facilitar el acuerdo.

"La desvinculación parcial es una revolución y en ese sentido, la propuesta de Franz Fischler

[comisario de Agricultura] no habrá fracasado, sino todo lo contrario", dijo ayer el ministro español Miguel Arias Cañete, visiblemente optimista sobre un próximo acuerdo. El motor franco-alemán promete facilitar el desbloqueo. Francia, principal receptor de las ayudas, y Alemania, el gran contribuyente, han diseñado las líneas principales, pero ahora hay que ajustar los pequeños, y a veces más importantes, cambios.

A grandes líneas, la mayor parte de los países de la UE, a excepción de Holanda, Suecia, Dinamarca y Reino Unido, están de acuerdo en permitir que una parte de las ayudas al campo (más de 30.000 millones de euros anuales) dejen de vincularse a la producción (Alemania quería hasta ahora la desvinculación al 100%). Otra parte de la ayuda la recibiría el agricultor a cambio de mantener en buenas condiciones las explotaciones. Eso permitiría reducir la práctica de los cazaprimas, no fomentar tanto la producción, y al tiempo evitar el talón de Aquiles de la reforma Fischler: el riesgo del abandono de la producción.

Respecto a los recortes, que Bruselas proyectaba que fueran hasta del 19%, Arias Cañete se mostró partidario de aceptar un máximo del 4%, como propuso Francia, que iría a parar en su totalidad al desarrollo rural.

Las cuestiones abiertas son enormes y de gran dificultad técnica. La Comisión debe proponer ahora qué cultivos y qué producción debe desvincular y en qué proporción, además de fijar los recortes y las reformas del arroz, el trigo duro o los forrajes desecados, entre otros.

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