Lula castiga a sus diputados rebeldes

El presidente de Brasil mantiene un gran apoyo en los sondeos a sus reformas

Apoyado por una opinión pública que en el último sondeo le concede el 77% de popularidad, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, está dispuesto a jugarse el tipo para conseguir aprobar las dos grandes reformas presentadas al Parlamento: la de la Seguridad Social y la fiscal. Para ello, ha comenzado a castigar a los rebeldes de su propio Partido del Trabajo (PT) que se oponen a las reformas. Además de las suspensiones de sus cargos en la organización, la dirección del PT estudiará el próximo lunes su expulsión.

Los tres primeros diputados del Partido de los Trabajadores (PT)...

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Apoyado por una opinión pública que en el último sondeo le concede el 77% de popularidad, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, está dispuesto a jugarse el tipo para conseguir aprobar las dos grandes reformas presentadas al Parlamento: la de la Seguridad Social y la fiscal. Para ello, ha comenzado a castigar a los rebeldes de su propio Partido del Trabajo (PT) que se oponen a las reformas. Además de las suspensiones de sus cargos en la organización, la dirección del PT estudiará el próximo lunes su expulsión.

Los tres primeros diputados del Partido de los Trabajadores (PT) castigados por los coordinadores políticos del Gobierno son Lindberg Farias, de Río de Janeiro, suspendido durante 30 días de su cargo de vicelíder del partido en el Parlamento y como miembro de la Comisión sobre la Seguridad Social; la diputada Luciana Genro, que también fue cesada como miembro de dicha Comisión (Luciana es la hija de Tarso Genro, uno de los mayores líderes nacionales del PT con cargo en el Gobierno y ha estado a punto de alcanzar la alcaldía de Porto Alegre). Por último, João Batista Babá, de Paraná, quien también ha tenido que dejar la Comisión de Seguridad Social. Varios se han adherido a la marcha que tendrá lugar en Porto Alegre, el próximo domingo, "a favor de la democracia dentro del PT".

Mientras tanto, el último sondeo nacional revela que el 78% de los brasileños están a favor de la reforma de la Seguridad Social y el 68% a favor de la Reforma Tributaria. También una mayoría del 78% aprueba el techo único para las jubilaciones de los sectores públicos y privados fijada en 800 dólares. El mismo Lula ya advirtió en un discurso televisado que "es injusto que en Brasil haya quien se jubile con 80 dólares mientras otros se jubilan con 17.000".

A pesar de todo, Lula sabe que no le va a ser fácil aprobar sus proyectos de reforma sin hacer concesiones, ni con la celeridad que desearía.

Ayer, Luiz Eduardo Greeenhalgh, del PT, presidente de la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara de Diputados, se opuso a la propuesta del Gobierno de cerrar en 30 días la discusión de las reformas. Con un texto de la Constitución en la mano gritó en el Parlamento: "Si ni la dictadura consiguió encuadrarme, nadie lo va a hacer ahora. No admito ningún otro encuadramiento que el de la Constitución".

Por todo ello, Lula está haciendo todo lo posible para que el debate pase a la sociedad civil. Así, aprovecha todas sus apariciones públicas para hablar del tema con la gente de la calle. Y ha pedido a todos los responsables de los medios de comunicación que le ayuden a abrir un gran debate nacional sobre el tema. Su propósito es no dejar que dicho debate quede ceñido al ámbito de diputados y senadores.

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