LA TRANSICIÓN EN IRAK | Los horrores del régimen

Ejecutados y enterrados en secreto

Los responsables de un cementerio a las afueras de Bagdad afirmaron ayer que los cuerpos de un millar de prisioneros políticos, ahorcados o tiroteados, habían sido enterrados allí en secreto por el régimen de Sadam. "Ahora podemos hablar libremente", declaró el director del cementerio, Mohymid Asuad. Los cadáveres llegaban por grupos de 10 a 15 desde la prisión de Abú Ghraib. El último hacía el número 993.

El enterrador, Mohamed Moshan Mohamed, añadió que los muertos enviados en los últimos tres años, en los que trabajó en el cementerio, eran personas de 15 a 30 años. "Los civiles había...

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Los responsables de un cementerio a las afueras de Bagdad afirmaron ayer que los cuerpos de un millar de prisioneros políticos, ahorcados o tiroteados, habían sido enterrados allí en secreto por el régimen de Sadam. "Ahora podemos hablar libremente", declaró el director del cementerio, Mohymid Asuad. Los cadáveres llegaban por grupos de 10 a 15 desde la prisión de Abú Ghraib. El último hacía el número 993.

El enterrador, Mohamed Moshan Mohamed, añadió que los muertos enviados en los últimos tres años, en los que trabajó en el cementerio, eran personas de 15 a 30 años. "Los civiles habían sido ahorcados. A veces eran soldados que habían pasado por las armas, pude reconocerlos por sus uniformes", precisó.

En el cementerio no hay nombres sobre las tumbas, sólo números. "Hay otros cinco cementerios en Bagdad con apartados secretos" reservados para los restos de los prisioneros políticos, añadió. Él calcula que "en la ciudad hay unos 6.000 cadáveres" de presos políticos.

En una parte del cementerio los cráneos aparecen aquí y allá desenterrados por perros vagabundos. La existencia del camposanto comienza a conocerse entre los bagdadíes, que acuden con la esperanza de encontrar algún rastro de sus familiares.

"Dios mío, mira lo que han hecho", decía horrorizada una mujer, Manal, al exhumar ayer los restos de su hermano, desaparecido hace dos años. "¿Ven ustedes lo que ha hecho nuestro Gobierno? Es mi hermano, no hizo ningún mal", repetía. Dos pedazos de algodón habían sido puestos en las cuencas de los ojos. El cadáver, pisoteado, había sido envuelto en un saco de tela de yute.

A veces, el régimen de Sadam enviaba a las familias el número de la fosa junto a la factura por los gastos del enterramiento. "Es posible que en 10 años se pueda poner un nombre sobre todos estos muertos", dijo el director del cementerio.

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Los bagdadíes buscan cadáveres de presos.AFP

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