Análisis:Inversión | CONSULTORIO

Mejoras de fondo

El proyecto de Ley de Instituciones de Inversión Colectiva presentado el pasado viernes introduce una serie de modificaciones de considerable calado que van a transformar la industria de la inversión colectiva, y en concreto los fondos de inversión. Su entrada en vigor, prevista para comienzos del próximo año, ampliará el ámbito de actuación de las gestoras y posibilitará una oferta más flexible, que a corto plazo se traducirá en una reducción de los costes y, a medio plazo, en un incremento de la variedad y la calidad de los productos.

La actividad de las gestoras se amplía en una dobl...

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El proyecto de Ley de Instituciones de Inversión Colectiva presentado el pasado viernes introduce una serie de modificaciones de considerable calado que van a transformar la industria de la inversión colectiva, y en concreto los fondos de inversión. Su entrada en vigor, prevista para comienzos del próximo año, ampliará el ámbito de actuación de las gestoras y posibilitará una oferta más flexible, que a corto plazo se traducirá en una reducción de los costes y, a medio plazo, en un incremento de la variedad y la calidad de los productos.

La actividad de las gestoras se amplía en una doble dimensión: por un lado completando el universo de activos en los que pueden invertir e incrementando los servicios que pueden ofrecer a los inversores y, por otro, extendiendo su área geográfica de actuación. Así, las gestoras quedan facultadas para invertir a través de sus fondos en nuevos activos y desarrollar un buen número de actividades adicionales. Por otra parte se les permite, a través del denominado pasaporte comunitario, abrir sucursales y prestar servicios en otros países de la Unión Europea.

La ley de Inversión Colectiva plantea una serie de cambios que incrementarán la competencia y eficiencia del sector

En cuanto a la mayor flexibilidad de la oferta, la novedad más llamativa es la posibilidad de agrupar un conjunto de compartimentos en un único fondo, con el consiguiente ahorro de costes administrativos. Además, se prevé la posibilidad de emitir distintas series de participaciones de un mismo fondo con una estructura de comisiones diferente, con el objetivo de adaptarse a distintos segmentos de inversores. Desaparece asimismo la tradicional distinción entre Fondos de Inversión Mobiliaria (FIM) y Fondos de Inversión en Activos del Mercado Monetario (FIAMM), quedando únicamente la figura del Fondo de Inversión, que deberá dejar clara su vocación inversora en la información que proporciona al inversor.

Un aluvión de cambios, en suma, que previsiblemente tendrá su traslación en un incremento de la competencia y la eficiencia del sector, lo cual sin duda se notará en nuestros bolsillos.

Amadeo Reynés y Daniel Lázaro son del Grupo Analistas.

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