Savater afirma que la ilegalización es una demanda de muchos vascos
El escritor e impulsor de ¡Basta ya! Fernando Savater aseguró ayer que la ilegalización de Batasuna "no es una idea genial del Gobierno sino su respuesta a una demanda de muchos vascos" que desde hace tiempo vienen pidiendo. En la presentación en Madrid del libro ¡Basta ya!, contra el nacionalismo obligatorio, Savater precisó que "apoyar la violencia de ETA, como hace Batasuna, no es una idea más sino una idea ilegal".
En un repaso a la trayectoria de la plataforma, recordó cómo la primera vez que salió a la calle, en San Sebastián, en febrero de 2000, con el lema de ...
El escritor e impulsor de ¡Basta ya! Fernando Savater aseguró ayer que la ilegalización de Batasuna "no es una idea genial del Gobierno sino su respuesta a una demanda de muchos vascos" que desde hace tiempo vienen pidiendo. En la presentación en Madrid del libro ¡Basta ya!, contra el nacionalismo obligatorio, Savater precisó que "apoyar la violencia de ETA, como hace Batasuna, no es una idea más sino una idea ilegal".
En un repaso a la trayectoria de la plataforma, recordó cómo la primera vez que salió a la calle, en San Sebastián, en febrero de 2000, con el lema de ETA, no, encontró una seria oposición, sobre todo en el nacionalismo democrático, y cómo finalmente, dos años y medio después, el pasado diciembre, el propio lehendakari, Juan José Ibarretxe, convocó otra manifestación con ese lema.
Como prueba de la amenaza que ¡Basta ya! representa para los planes de ETA, Savater recordó cómo dos de los impulsores de aquella manifestación -Fernando Buesa y José Luis López de Lacalle- fueron asesinados por la banda y un tercero, José Ramón Recalde, gravemente herido.
Bromeó al señalar que esperaba que próximamente Ibarretxe asumiera el lema Por lo que nos une, Estatuto y Constitución, que presidió la segunda manifestación de ¡Basta ya!, celebrada en septiembre de 2000. También en broma dijo que veía más complicado que el lehendakari asumiera el lema de la tercera, Contra el nacionalismo obligatorio, que encabezó la última manifestación, en septiembre de 2002.