OPINIÓN DEL LECTOR

Adiós a las armas

Felicito sinceramente al señor David Cortés, alcalde de Montornès del Vallès, por su decisión de no firmar licencias de armas alegando razones morales. Parece ser que su pacífica y sensata decisión ya ha comenzado a ocasionarle los primeros problemas con los vecinos amantes de las armas y también con la misma Policía Municipal.

Somos muchos los ciudadanos pacíficos a quienes no nos gustan las armas. Éstas se fabrican para ser disparadas, es su función fundamental, y muchas veces esta función acaba convirtiéndose en mortal, ya no sólo para los miles de pájaros, conejos, jabalíes y otra f...

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Felicito sinceramente al señor David Cortés, alcalde de Montornès del Vallès, por su decisión de no firmar licencias de armas alegando razones morales. Parece ser que su pacífica y sensata decisión ya ha comenzado a ocasionarle los primeros problemas con los vecinos amantes de las armas y también con la misma Policía Municipal.

Somos muchos los ciudadanos pacíficos a quienes no nos gustan las armas. Éstas se fabrican para ser disparadas, es su función fundamental, y muchas veces esta función acaba convirtiéndose en mortal, ya no sólo para los miles de pájaros, conejos, jabalíes y otra fauna que vive libre y desprevenidamente por nuestros campos y bosques, sino también para los mismos seres humanos. Estamos hartos de leer en los periódicos las crónicas de los desgraciados accidentes que tan a menudo producen las armas, ya sea porque alguien que tenía una pistola en casa ha perdido la cabeza y ha decidido disparar contra su mujer en plena pelea conyugal, ya porque los cazadores participantes en una batida se han disparado entre sí al confundir a su compañero o a su propio hijo con un jabalí. Esta temporada, sin ir más lejos, un niño que aún dormía en el coche durante la madrugada fue abatido por la bala perdida que se le escapó a un cazador pariente suyo.

La decisión del alcalde de Montornès no sólo es acertada, sino ejemplar. Ojalá que muchos otros políticos sigan su ejemplo. ¿Acaso alguien duda, a estas tempranas alturas del previsiblemente violentísimo siglo XXI, que un mundo sin armas sería mejor para todos?

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