Aznar y Blair ven con optimismo la crisis y aprueban su propuesta para el futuro de Europa

El presidente del Gobierno, José María Aznar, y el primer ministro británico, Tony Blair, tienen buenas perspectivas de reunir los nueve votos necesarios para que la propuesta que han presentado con Estados Unidos pidiendo que la ONU dictamine que Irak no cumple con sus obligaciones de desarme sea aprobada por el Consejo de Seguridad. Fuentes conocedoras de la entrevista que celebraron anoche en Madrid, con más de dos horas de retraso por problemas del avión del británico, indican que los dos líderes hicieron un balance optimista de la situación. Hoy concluirán su intercambio de puntos de vist...

El presidente del Gobierno, José María Aznar, y el primer ministro británico, Tony Blair, tienen buenas perspectivas de reunir los nueve votos necesarios para que la propuesta que han presentado con Estados Unidos pidiendo que la ONU dictamine que Irak no cumple con sus obligaciones de desarme sea aprobada por el Consejo de Seguridad. Fuentes conocedoras de la entrevista que celebraron anoche en Madrid, con más de dos horas de retraso por problemas del avión del británico, indican que los dos líderes hicieron un balance optimista de la situación. Hoy concluirán su intercambio de puntos de vista.

Blair y Aznar aprobaron, además, la propuesta hispano-británica sobre el futuro de Europa, un breve documento de tres folios, que, según fuentes de las dos partes, pretende "salir al encuentro, más que competir" con la iniciativa lanzada el pasado enero por Francia y Alemania.

La diplomacia española era menos partidaria de embarcarse en este asunto, dado el clima de enfrentamiento que la crisis de Irak ha suscitado entre los grandes de la UE. Hubiera preferido ganar tiempo, e intentar conseguir la adhesión de países pequeños que tienden a rechazar el consenso de los mayores para establecer una presidencia permanente del Consejo. Pero Aznar ha cedido a las prisas de Blair.

Junto al acuerdo básico sobre la presidencia del Consejo, la iniciativa aprobada ayer se distancia de la franco-alemana en lo relativo a la elección del presidente de la Comisión. El documento se limita a las tres instituciones fundamentales y vuelve a confluir con el eje París-Berlín en la figura de un sólo ministro / representante de Asuntos Exteriores de la Unión, que dependerá simultáneamente del Consejo y de la Comisión. Pero no aborda la propuesta de unificar la PESC con decisiones mayoritarias, debido a que, mientras Madrid es partidaria de ese aspecto de la iniciativa franco-alemana, Londres se aferra al mantenimiento del veto. Quienes confían en que la experiencia de Irak anime a los Quince a dar un salto cualitativo en ese punto esencial de la construcción europea deben saber que Blair sigue siendo el problema.

Por lo que se refiere al presidente de la Comisión, la propuesta de Aznar y Blair es que el Consejo proponga al candidato y el Parlamento lo elija por mayoría simple. El sistema es prácticamente igual al actual, en el que el Consejo nombra al presidente y el Parlamento lo ratifica. La propuesta franco-alemana marca un punto de encuentro con el federalismo germano, al establecer que el presidente de la Comisión sea elegido por el Parlamento por mayoría cualificada y ratificado luego por el Consejo. La iniciativa hispano-alemana se muestra, no obstante, abierta a otras fórmulas con tal de que "no se politice" al presidente de la Comisión y quede claro que el presidente del Consejo, nombrado por los Estados, es la cabeza de la UE.

La propuesta de Aznar y Blair refuerza al Consejo dotándole de un presidente para cinco años, como la franco-alemana, y potencia las otras dos instituciones básicas para restablecer el equilibrio. A la Comisión, incrementando su iniciativa legislativa y sus poderes de vigilancia de los tratados; al Parlamento, incrementando sus poderes de codecisión y su participación en la planificación plurianual.

Aznar y Blair firmarán hoy también una declaración conjunta sobre flexibilización de mercados laborales, con el mismo sentido de la publicada hace dos semanas por Londres, París y Berlín para el próximo Consejo Europeo de primavera. Fue una iniciativa alemana a la que, en pleno rifirrafe por Irak, no fue incorporado Aznar, que siempre había patrocinado ese tipo de iniciativas con Blair.

Los que pensaron que la afinidad de Londres y Madrid en la crisis podría aproximar las posiciones sobre Gibraltar no verán hoy confirmadas sus esperanzas. El diálogo sigue en suspenso y no habrá novedad sobre el tema.