Los gallegos viajaron toda la noche en 1.200 autobuses para protestar en la capital
La marcha, con mayoría de jóvenes, se convirtió en una gran fiesta con música y disfraces
Los alrededores del parque del Retiro y la estación de Atocha se convirtieron en un enorme aparcamiento de autobuses. Más de 1.200, según los organizadores, llegaron desde todos los pueblos de Galicia para traer a unos 65.000 manifestantes, la mayoría jóvenes. Su presencia, la buena organización y las ganas de armar ruido, convirtieron el recorrido de la marcha, sobre todo al final, en una gran fiesta. Incluso las consignas críticas con el Gobierno, centradas en el presidente José María Aznar y muy duras en el fondo, tenían un toque irónico y juerguista: "Aznar: solidifícate".
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Los alrededores del parque del Retiro y la estación de Atocha se convirtieron en un enorme aparcamiento de autobuses. Más de 1.200, según los organizadores, llegaron desde todos los pueblos de Galicia para traer a unos 65.000 manifestantes, la mayoría jóvenes. Su presencia, la buena organización y las ganas de armar ruido, convirtieron el recorrido de la marcha, sobre todo al final, en una gran fiesta. Incluso las consignas críticas con el Gobierno, centradas en el presidente José María Aznar y muy duras en el fondo, tenían un toque irónico y juerguista: "Aznar: solidifícate".
Los blancos de los ataques fueron Aznar, Francisco Álvarez-Cascos -también llamado monocascos y muy abucheado cuando se le citó- y Mariano Rajoy, "el señor de los hilillos". A Manuel Fraga los más radicales le recordaban su edad con cánticos muy duros. Pero no se olvidaron del presidente de EE UU: "Bush: si quieres petróleo, limpia el chapapote". Ya metidos en la juerga, el estribillo de Guantanamera fue transformada en "incompetencia, incompetencia total". La gente llegó a ladrar a coro para ridiculizar la acusación de Aznar, que dijo "ladran su rencor por las esquinas". También hubo espacio para la lírica: "Cuando el último mar sea contaminado y el último animal exterminado, os daréis cuenta de que el dinero no se come". Al final, madrileños, vascos y gallegos cantaron juntos el Miña Terra Galega de Siniestro Total.