Suiza no admite la eutanasia
Suiza castiga la eutanasia activa con la prisión pero admite el suicidio asistido cuando no sea cometido por una persona motivada por "razones egoístas". La muerte de Reginald Crew coincidió ayer con la publicación por parte del Consejo de Europa de un cuestionario sobre eutanasia y suicidio asistido al que sólo dos países de los 34 encuestados, han dicho admitir la eutanasia, Holanda y Bélgica, y sólo otros dos permiten el suicidio asistido, Suiza y Estonia.
Suiza es, en efecto, uno de los pocos países que ya ha abierto la puerta al suicidio asistido, cuya principal diferencia con la e...
Suiza castiga la eutanasia activa con la prisión pero admite el suicidio asistido cuando no sea cometido por una persona motivada por "razones egoístas". La muerte de Reginald Crew coincidió ayer con la publicación por parte del Consejo de Europa de un cuestionario sobre eutanasia y suicidio asistido al que sólo dos países de los 34 encuestados, han dicho admitir la eutanasia, Holanda y Bélgica, y sólo otros dos permiten el suicidio asistido, Suiza y Estonia.
Suiza es, en efecto, uno de los pocos países que ya ha abierto la puerta al suicidio asistido, cuya principal diferencia con la eutanasia es que no se considera un acto médico reglado como ocurre en Holanda y en Bélgica, sino un homicidio cometido a petición de la víctima y no motivado por perversas intenciones.
La eutanasia activa está castigada con pena de cárcel de al menos cinco años, aunque Suiza no puede responder si ha habido alguien encarcelado alguna vez por esta causa. La llamada eutanasia indirecta pasiva también está permitida. Ésta consiste en administrar sustancias cuyos efectos secundarios reduzcan la supervivencia del paciente que padece graves sufrimientos.
El cuestionario, al que respondieron casi todos los países europeos, además de EE UU y Canadá, forma parte del cometido encomendado al Comité Permanente de Bioética. Tal resolución no promueve la eutanasia, sino la regulación de los posibles casos para evitar abusos.