El ex presidente serbio Milutinovic se entrega a La Haya acusado de los crímenes de Kosovo

El antiguo colaborador de Milosevic niega que tuviera poder sobre el Ejército y la policía

Milan Milutinovic, presidente de Serbia desde 1997 hasta el pasado 29 de diciembre, se entregó ayer voluntariamente al Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). Acusado de crímenes contra la humanidad en las guerras de los Balcanes, la fiscalía lo considera culpable de participar en la persecución, deportación y asesinato de los albaneses de Kosovo entre 1998 y 1999. Colaborador y amigo de Milosevic, Milutinovic niega su responsabilidad y aduce que la Constitución serbia no le otorgaba poder alguno sobre el Ejército y la policía.

"Soy una persona normal y no se me ...

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Milan Milutinovic, presidente de Serbia desde 1997 hasta el pasado 29 de diciembre, se entregó ayer voluntariamente al Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). Acusado de crímenes contra la humanidad en las guerras de los Balcanes, la fiscalía lo considera culpable de participar en la persecución, deportación y asesinato de los albaneses de Kosovo entre 1998 y 1999. Colaborador y amigo de Milosevic, Milutinovic niega su responsabilidad y aduce que la Constitución serbia no le otorgaba poder alguno sobre el Ejército y la policía.

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"Soy una persona normal y no se me ocurriría poner en un compromiso a la policía oponiendo resistencia a un arresto". Pronunciada cuando ya había perdido la inmunidad diplomática propia de su cargo presidencial, esta frase de Milutinovic resume su actitud ante unas acusaciones que rechaza de plano. Según Milutinovic, lo más lógico era acudir a La Haya y "enfrentarse a su destino", puesto que no tiene nada que ocultar. Se espera que Milutinovic comparezca ante los jueces de La Haya mañana.

La fiscal del TPIY, Carla del Ponte, sostiene, en contra de la postura de Milutinovic, que como antiguo miembro del Consejo yugoslavo de Defensa durante el conflicto de Kosovo conocía los crímenes cometidos allí por los soldados serbios y no hizo nada para evitarlo. Tampoco persiguió luego a los responsables de la muerte y deportación de albaneses, que forzó a 800.000 personas a huir de sus hogares.

Muy esperada por la acusación, su llegada a Holanda no revistió problemas. Milutinovic, de 60 años, licenciado en Derecho, antiguo embajador en Grecia hasta 1995 y ministro de Exteriores de Yugoslavia hasta 1997, viajó a bordo de un avión del Gobierno Federal de Yugoslavia. Le acompañaban el ministro de Exteriores, Goran Svilanovic, y el adjunto al titular de Justicia, Nebojsa Sarkic. Dos abogados y un médico completaban la comitiva.

Según fuentes serbias, el nuevo acusado contaba además con el aval escrito del actual primer ministro, Zoran Djindjic. En una misiva dirigida al TPIY, Djindjic recuerda a sus jueces y fiscales el apoyo prestado por Milutinovic al Gobierno autónomo en los dos últimos años. Se trata del periodo inmediatamente posterior a la caída de Milosevic, en octubre de 2000, durante el cual el nuevo acusado del TPIY contribuyó a que la transición en Serbia fuera pacífica.

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Un lacayo de Milosevic

Elegido presidente de Serbia en 1997, cuando Milosevic ostentaba el poder en Yugoslavia, Milutinovic ha dicho que aceptó presentarse a las elecciones "muy presionado". Según un analista serbio independiente, Aleksa Djilas, hijo del legendario opositor comunista a la dictadura de Tito Milovan Djilas, Milutinovic pasó a ser un hombre de paja al servicio de Milosevic: "Era su lacayo, un sirviente del hombre que controlaba al Ejército y la policía de Serbia y Montenegro".

B-92, la radio de la oposición en Serbia, le llamaba "el presidente invisible", mientras Milosevic estuvo en el poder. La actitud mostrada en varias de sus salidas al exterior corroboraría ambas opiniones. En la más trascendente, la conferencia de paz de Rambouillet (París), celebrada en 1999, Milutinovic tenía que consultar en todo momento con Belgrado antes de dar un paso. Tras el fracaso del encuentro y con los bombardeos de la OTAN cada vez más cerca, canturreó en español: "¡Qué será, será!". Un laconismo parecido a la opinión que le mereció ver su nombre en la lista de acusados de la fiscalía del TPIY. "Me han puesto ahí por pura inercia. Yo no tenía competencias comprometedoras", afirmó Milutinovic.

Convertido en el último colaborador estrecho de Milosevic en abandonar el poder, no se descarta que Milutinovic solicite al Tribunal que lo ponga en libertad hasta que se fije una fecha para la apertura del juicio en su contra. Biljana Plavsic, ex presidenta serbia de Bosnia, que espera su sentencia por crímenes contra la humanidad perpetrados en los Balcanes, ya logró algo similar el pasado año.

Milan Milutinovic, durante un mitin electoral en la ciudad serbia de Prahovo en septiembre de 2000.ASSOCIATED PRESS

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