Análisis:Crisis en el Gobierno gallego | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

La sorpresa del 'delfín'

Era un secreto a voces en el PP gallego que la posición de Xosé Cuiña se había debilitado enormemente con la crisis del Prestige. Manuel Fraga había evitado confirmarle en el cargo, tanto en público como en privado. Y la dirección nacional del partido le lanzó una andanada el pasado miércoles: su secretario de organización, Pío García Escudero, dijo que ni en Madrid ni en Santiago "se había hablado nunca" de él como candidato a suceder al presidente de la Xunta.

A pesar de todo eso, Cuiña seguía confiado en sus fuerzas. Cuando entró en el despacho de Fraga, poco antes de las cinc...

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Era un secreto a voces en el PP gallego que la posición de Xosé Cuiña se había debilitado enormemente con la crisis del Prestige. Manuel Fraga había evitado confirmarle en el cargo, tanto en público como en privado. Y la dirección nacional del partido le lanzó una andanada el pasado miércoles: su secretario de organización, Pío García Escudero, dijo que ni en Madrid ni en Santiago "se había hablado nunca" de él como candidato a suceder al presidente de la Xunta.

A pesar de todo eso, Cuiña seguía confiado en sus fuerzas. Cuando entró en el despacho de Fraga, poco antes de las cinco de la tarde de ayer, no se imaginaba que el presidente le iba a reclamar la dimisión. Según fuentes próximas al ya ex consejero, éste estaba convencido de que el presidente, que poco antes le había llamado al teléfono de su coche oficial, sólo quería hablar de asuntos relacionados con la gestión diaria de su departamento.

Apenas unas horas antes de que se anunciase la dimisión, Cuiña hizo unas declaraciones a este periódico en las que replicó a García Escudero que el futuro líder del PP gallego se debería elegir "democráticamente, por el procedimiento que marcan sus estatutos". Preguntado si seguía ambicionando el cargo, respondió: "Mis aspiraciones son las que me adjudiquen democráticamente los militantes del partido y los electores".

A última hora de la tarde, Cuiña hizo pública la carta de dimisión, fechada en Lalín, su pueblo natal, en la que atribuye su abandono "a las noticias difundidas en la cadena SER" sobre los negocios vinculados a su familia.

Xosé Cuiña (25 de febrero de 1950), casado y con dos hijos, inició su carrera política como concejal en su pueblo, en 1973. Llegó a ser alcalde de esta localidad en las primeras elecciones democráticas. Luego dio el salto a la presidencia de la Diputación de Pontevedra en 1987.

Cuiña permanecía al frente de Obras Públicas y Política Territorial desde que Fraga formó su primer Gobierno, en 1990. Solía tener a gala esta larga trayectoria en el mismo cargo del Ejecutivo gallego, aun a sabiendas de que la hostilidad hacia él por parte de la dirección nacional del PP, que viene de antiguo, iba en aumento. A ello ha contribuido su antigua rivalidad con el vicepresidente primero del Gobierno central, el también gallego Mariano Rajoy, con el que libró algunas batallas por el control del partido en la provincia de Pontevedra.

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La ejecutiva nacional nunca aceptó tampoco de buen grado los guiños galleguistas de Cuiña ni la autonomía con que actuó el PP de Galicia durante los ocho años en que fue su secretario regional con la plena confianza de Fraga. A este cargo llegó en 1990, pero cuando lo dejó continuó en Obras Públicas y Política Territorial.

En la secretaría general del partido fue relevado por Jesús Palmou, quien ha sabido mantener mucho mejores relaciones con la ejecutiva nacional del partido que lidera en Madrid José María Aznar.

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