"Los mejores escultores vascos están ausentes del centro vitoriano"
A la crítica de arte Rosa Olivares (Madrid, 1955) le gustan los deportes de riesgo. Ésa es una de las razones por las que aceptó un encargo inédito: elaborar un informe sobre las esculturas públicas de una ciudad, en este caso Vitoria, y desde 1975. Las conclusiones de Olivares, quien dirige la revista especializada Exit, no son nada benevolentes con las más de 70 obras distribuidas por la capital alavesa, ya que propone el cambio de disposición de 26, con el consiguiente disgusto para los escultores locales, autores de la mayor parte de estas piezas.
Pregunta. ¿Qué le ll...
A la crítica de arte Rosa Olivares (Madrid, 1955) le gustan los deportes de riesgo. Ésa es una de las razones por las que aceptó un encargo inédito: elaborar un informe sobre las esculturas públicas de una ciudad, en este caso Vitoria, y desde 1975. Las conclusiones de Olivares, quien dirige la revista especializada Exit, no son nada benevolentes con las más de 70 obras distribuidas por la capital alavesa, ya que propone el cambio de disposición de 26, con el consiguiente disgusto para los escultores locales, autores de la mayor parte de estas piezas.
Pregunta. ¿Qué le llevó a aceptar un encargo tan comprometido como el analizar la escultura pública de Vitoria en los últimos 25 años?
Respuesta. No sólo mi afición por los deportes de riesgo, sino el mismo hecho de que era una iniciativa única, que no se me había presentado antes. El Ayuntamiento de Vitoria ha estado acertado, aunque también es cierto que se había propuesto realizar un parque de escultura pública. Y eso es un compromiso para el que hay que estar a la altura.
P. Se ha tachado su selección de rigurosa.
R. Lo cierto es que el informe es benévolo. No he entrado en esculturas anteriores a 1975, ni en obras dedicadas a personas fallecidas o asesinadas. Tampoco he valorado obras que no pertenecían al Ayuntamiento, aunque considero que toda la obra de arte que está en territorio municipal debe ser cuestionada por el consistorio.
P. ¿Cuál es la joya escultórica de Vitoria?
R. Sin ninguna duda, la plaza de los Fueros, de Peña Ganchegui y Chillida, aunque ha sido maltratada por la ciudad desde el proyecto. Si se hubiera respetado la idea original, nunca habría habido accidentes en esa plaza.
P. Sin embargo, la ciudad se identifica con El Paseante, que usted considera que hay que retirar.
R. El Paseante tiene una trayectoria incomprensible, donde sucesivas corporaciones hacen de una obra efímera un símbolo de Vitoria. Y ahora se anuncia la mujer de El Paseante, el colmo para un espacio que sí merece un respeto, como es el centro de la ciudad.
P. Muchas de las obras criticadas proceden de los talleres de escultura que se organizaron hace 20 años.
R. Ahí se ve el fondo del asunto, donde lo que se creó como una obra temporal, de aprendices de curso de verano, acabó por formar parte del patrimonio municipal. Y, sin embargo, los mejores escultores vascos no tienen presencia en el centro de Vitoria. Creo que esto debería dar que pensar a los defensores de la actual decoración escultórica.