Reportaje:La lucha contra el fuel | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

Limpieza de la costa a mano

Voluntarios y ecologistas se quejan de que el Gobierno no facilite siquiera palas y rastrillos para retirar el chapapote

Con los compromisos navideños cumplidos, centenares de voluntarios volvieron ayer a Galicia para reemprender la limpieza de la costa. Su trabajo será tan duro como el de las semanas anteriores, o incluso peor. El fuel va solidificándose en playas y acantilados y muy pocos cuentan con simples palas o rastrillos para retirarlo. A falta de ello, siguen trabajando con las manos, lo que el ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, defiende, incluso,ante el Congreso, como "la forma de limpieza más respetuosa con el Medio Ambiente".

En opinión de voluntarios y ecologistas obligar a trabajar con...

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Con los compromisos navideños cumplidos, centenares de voluntarios volvieron ayer a Galicia para reemprender la limpieza de la costa. Su trabajo será tan duro como el de las semanas anteriores, o incluso peor. El fuel va solidificándose en playas y acantilados y muy pocos cuentan con simples palas o rastrillos para retirarlo. A falta de ello, siguen trabajando con las manos, lo que el ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, defiende, incluso,ante el Congreso, como "la forma de limpieza más respetuosa con el Medio Ambiente".

En opinión de voluntarios y ecologistas obligar a trabajar con las manos no es sino "otra tomadura de pelo del Gobierno". En su intervención en el Congreso de los Diputados, Matas aseguró que "la experiencia indica que la retirada del fuel sólo puede hacerse de forma manual", algo que ha encendido todavía más los ánimos de cuantos faenan en las playas sin contar ni con una pala.

Para los voluntarios, obligarles a trabajar con las manos es otra burla del Gobierno
Para recoger bolitas de fuel, Dolores Aguirre se acabó comprando la pala de su bolsillo
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El coordinador de campañas de Greenpeace, Mario Rodríguez, admite que no se puede entrar a las playas y a las zonas de marismas con orugas y excavadoras, lo que dañaría de forma irreversible los arenales. "¡Pero de ahí a no dar una simple pala a los voluntarios hay un abismo!", se escandaliza.

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Hasta el día de hoy, la imagen habitual en las playas gallegas afectadas por el vertido del Prestige ha sido la de los voluntarios con trajes impermeables y las casi inútiles mascarillas de papel. Todo casero. Las pocas palas que se han visto eran de punta redonda, lo que las hace inservibles para recoger el gelatinoso fuel, cada día más resbaladizo. "Hacen falta más rastrillos, tamices y palas cuadradas; que no nos vengan con palas de jardinero, porque son inútiles", explica el coordinador de Greenpeace.

El patrón mayor de Muxía, Javier Sar, también lo tiene claro. Tras escuchar las palabras de Jaume Matas e intentar contenerse, sólo dijo una cosa: "¿De veras cree este señor que si tuviéramos otro material estaríamos trabajando con las manos?".

La veterana organización ecologista gallega ADEGA tampoco se toma en serio el discurso del ministro en el Congreso. De entrada, Valeri Esteban, uno de sus dirigentes, duda incluso del punto de partida. "Matas no es gallego, sino mallorquín, y quizás debería darse otra vuelta por aquí para ver que en Galicia casi no hay playas de arena como en su casa. Lo que tenemos son calas rocosas, coiros y acantilados; para trabajar aquí necesitas saber lo que estás haciendo".

Desde ADEGA se considera que si el Gobierno defiende los métodos de limpieza manuales es sólo por motivos económicos y por falta de organización. "Tragsa, la empresa pública que en teoría se encarga de la limpieza, quiere prolongar las labores. A ellos les va bien que no llegue material para los voluntarios", afirma Esteban.

Este activista ponía ayer como ejemplo lo que se ha vivido los últimos días en la playa de O Rostro, en Fisterra, donde la gran mancha inicial ha dado paso a pequeñas bolas de combustible que lo siguen ensuciando todo. "Los voluntarios han estado trabajando allí quitando las bolas con las manos, una tarea imposible que, sin embargo, sería bien fácil si contaran con un simple rastrillo. ¿Es que nadie lo ve?".

Dolores Aguirre, una voluntaria que pasó la Navidad limpiando una de las playas de Malpica, tuvo menos paciencia. Tras dos horas recogiendo bolitas con las manos y con el capacho desesperadamente vacío, se fue al pueblo y compró una pala. "La pagué de mi bolsillo, pero el trabajo fue mucho más fácil y en dos horas recogimos kilos y kilos de fuel".

Otro problema son los caminos. La mayor parte de la Costa da Morte es difícilmente accesible. Algunos ayuntamientos han construido caminos por su cuenta y arriesgándose incluso a ser sancionados. Incluso los ecologistas defienden la apertura de pistas para llegar a los lugares más inaccesibles. "En algunos casos es necesario. El fuel se está acumulando en zonas donde cada vez será más difícil de extraer", explica el responsable de Greenpeace. Esta organización advierte que "cada playa es un mundo, no se puede ir por ahí utilizando los mismos métodos en todas partes y esperar que funcionen; no hay recetas mágicas".

El socialista Manuel Noceda, teniente de alcalde de Carnota, desesperado por las continuas declaraciones del Gobierno para minimizar los problemas de la costa gallega, cree que abrir caminos "es fundamental; lo que está claro es que con las manos no se puede limpiar, porque hay muchas toneladas de fuel en nuestra costa".

En el mismo sentido apunta el diputado del Bloque Nacionalista Galego Guillermo Vázquez, para quien los ministros "ven los problemas de Galicia a distancia, en helicóptero y no acaban de bajar a la arena de la realidad". Según Vázquez, la falta de material y de medios que sufren los voluntarios y todos los afectados demuestra que "el Ministerio de Medio Ambiente sigue sumido en la impotencia y el oscurantismo".

Un militar recoge fuel en Liraplaya (A Coruña).EFE

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