A Gaspart sólo le defiende su guiñol
El Villarreal frustra el octavo triunfo consecutivo del Mallorca y le priva de desbancar del liderato a la Real Sociedad - Torres da al Atlético los tres puntos ante el Betis - Concluyentes victorias del Valencia y del Athletic - El Recre se da un respiro a costa de un timorato Racing
A todos estos fracasos se añade el derrumbe de la imagen de marca institucional, derrumbe acelerado por asuntos tan nefastos como la negativa a jugar la semifinal de la Copa o los vergonzosos sucesos que ocurrieron el sábado en el Camp Nou, donde se escenificó lo peor de la era Gaspart: el sentimiento irremediable de agravio -un gran club puede sentirse muy dolido por casos como el de Figo, pero no hasta generarle un victimismo paralizante- y el descontrol de un club que termina echando las culpas al pregonero, en esta ocasión a un irreprochable Figo, en uno de los sucesos más l...
A todos estos fracasos se añade el derrumbe de la imagen de marca institucional, derrumbe acelerado por asuntos tan nefastos como la negativa a jugar la semifinal de la Copa o los vergonzosos sucesos que ocurrieron el sábado en el Camp Nou, donde se escenificó lo peor de la era Gaspart: el sentimiento irremediable de agravio -un gran club puede sentirse muy dolido por casos como el de Figo, pero no hasta generarle un victimismo paralizante- y el descontrol de un club que termina echando las culpas al pregonero, en esta ocasión a un irreprochable Figo, en uno de los sucesos más lastimosos que recuerda el fútbol español. Pero Gaspart está en otra cosa. Está en armar ruido y protagonizar comedias bufas como la del sábado, en blandir las artes de su guiñol y en olvidarse de que preside una gloriosa institución.