CARTAS AL DIRECTOR

Aznar y Cernuda

El presidente del Gobierno cita a Cernuda en la inauguración de una autopista.

Ya lo ha hecho otras veces, y yo me alegro, porque mejor es apoyarse en Cernuda que en José Antonio (es un decir), aunque no deje de maravillarme el desparpajo con que la derecha se adueña en el presente de lo que aborreció sañudamente en el pasado.

La Constitución es el ejemplo más obvio, pero también Azaña figuró por un tiempo entre los precursores de Aznar, y parece como si el Estatuto vasco hubiera sido, antes del parto, en el parto y después del parto, el ojito derecho del Partido Popular. El fenó...

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El presidente del Gobierno cita a Cernuda en la inauguración de una autopista.

Ya lo ha hecho otras veces, y yo me alegro, porque mejor es apoyarse en Cernuda que en José Antonio (es un decir), aunque no deje de maravillarme el desparpajo con que la derecha se adueña en el presente de lo que aborreció sañudamente en el pasado.

La Constitución es el ejemplo más obvio, pero también Azaña figuró por un tiempo entre los precursores de Aznar, y parece como si el Estatuto vasco hubiera sido, antes del parto, en el parto y después del parto, el ojito derecho del Partido Popular. El fenómeno es chocante, pero no nuevo.

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Esta obscena apropiación indebida de la historia que hace la derecha desde siempre la detectó muy bien el propio Cernuda cuando escribió, refiriéndose a Góngora, estos versos que, en el año del centenario, parecen una profecía sobre sí mismo: 'Ventaja grande es que esté ya muerto / y que de muerto cumpla los tres siglos, que así pueden / los descendientes mismos de quienes le insultaban / inclinarse a su nombre, dar premio al erudito, / sucesor del gusano, royendo su memoria.'

El presidente los habrá leído, pero es probable que no los recuerde.

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