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Cole

La primera semana de cole ha transcurrido normalmente. Los niños han regresado a casa con una enorme lista de materiales y libros que comprar, los padres han corrido a la papelería que hace el 20%, han esperado una cola interminable y han vuelto a casa con bolsas llenas de papel charol y libros de texto. El estudio propiamente dicho no empezará hasta octubre, cuando todos los niños tengan sus libros, porque hay familias que han de esperar a principios de mes para poder afrontar semejante compra.

Abro paréntesis: dicen que Zarrías va por los pueblos como un profeta ciego predicando el ad...

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La primera semana de cole ha transcurrido normalmente. Los niños han regresado a casa con una enorme lista de materiales y libros que comprar, los padres han corrido a la papelería que hace el 20%, han esperado una cola interminable y han vuelto a casa con bolsas llenas de papel charol y libros de texto. El estudio propiamente dicho no empezará hasta octubre, cuando todos los niños tengan sus libros, porque hay familias que han de esperar a principios de mes para poder afrontar semejante compra.

Abro paréntesis: dicen que Zarrías va por los pueblos como un profeta ciego predicando el advenimiento de la Segunda Modernización. Y que pide ideas, no sé si por cortesía de la casa o porque la Junta no tiene ninguna. Ahí va una sugerencia: más cheque-libros, Zarrías, que aquí no llegan. Y una inquietud espiritual: si por intercesión de la Virgen del Cerro los cheque-libros se multiplicaran como panes y peces haciendo la enseñanza pública en Andalucía verdaderamente gratuita, ¿sufragaría la Junta con dinero público esos cómics tan graciosos llamados libros de religión? Cierro paréntesis.

Es verdad que este año algunos colegios andaluces presentan mejoras. Muchos abrirán más temprano, tendrán comedor y ofrecerán al final del día actividades extraescolares, para remediar en la medida de lo posible el inhumano horario laboral de los padres. Habrá niños que estarán en el colegio doce horas diarias, y quizás llegue el día en que los directores tengan que ponerles cama.

No todo son buenas noticias, aunque leyendo en el suplemento Aulas de este periódico las declaraciones de Cándida Martínez, consejera de Educación, sobre las novedades que ofrece este año su departamento se diría que la Segunda Modernización profetizada por Zarrías ya está aquí: centros bilingües, profesores de apoyo, primer contacto con una lengua extranjera a los cuatro años y hasta aulas de adaptación lingüística temporal para el alumnado inmigrante, qué flipe. Sobraba la foto, eso sí: nuestro amado presidente abrazando por la derecha a un negrito y por la izquierda a un chaval con síndrome de Down. Porque si Zarrías hace de profeta, Chaves cada vez se parece más al Papa. Y no lo digo porque a este sucesor de Pablo Iglesias le haya dado por inaugurar cristos del agua y apadrinar vírgenes del cerro en compañía de otros cargos socialistas igualmente laicos, sino por su dificultad para distinguir la realidad de la ficción. Una cosa es la chiripitifláutica descripción oficial de la enseñanza pública y otra su verdadero estado.

Me da risa oír a Chaves criticar la Ley de Calidad, contraria 'a los principios que defendemos los socialistas', mientras su consejera permite que ya desde los cuatro años, y no en primaria como es preceptivo, los niños tengan contacto no con la lengua extranjera, sino con la religión católica; y que los no interesados en recibir catequesis sigan siendo expulsados del aula o marginados. Estos son nuestros socialistas; éste es el progresismo andaluz. Ésta es la Virgen del Cerro. Ésta es Cándida Martínez. Éste es Chaves, el único dios; y éste, Zarrías, su verdadero profeta.

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