Las sorpresas de la sanidad pública
Estoy asistiendo con asombro al debate abierto en torno a la entidad colaboradora de la Comunidad de Madrid por la que los empleados públicos acceden a médicos y servicios privados evitando utilizar (y financiar) la sanidad pública, de la que la Comunidad de Madrid es responsable desde el 1 de enero de este año.
Lo que me asombra es que se dé tratamiento local a esta noticia cuando este modelo no es exclusivo de la Comunidad de Madrid, sino que es equiparable al que rige en toda España para los funcionarios civiles del Estado (a través de su mutualidad, Muface) o los jueces (a través de...
Estoy asistiendo con asombro al debate abierto en torno a la entidad colaboradora de la Comunidad de Madrid por la que los empleados públicos acceden a médicos y servicios privados evitando utilizar (y financiar) la sanidad pública, de la que la Comunidad de Madrid es responsable desde el 1 de enero de este año.
Lo que me asombra es que se dé tratamiento local a esta noticia cuando este modelo no es exclusivo de la Comunidad de Madrid, sino que es equiparable al que rige en toda España para los funcionarios civiles del Estado (a través de su mutualidad, Muface) o los jueces (a través de la suya, Mugeju), por poner dos ejemplos.
Los miembros de estos colectivos pueden decidir si sus cotizaciones para asistencia sanitaria se destinan a la Seguridad Social o a compañías privadas de seguros de salud; es decir, que mientras que el resto de los cotizantes pagamos dos veces si queremos sanidad privada, los que reciben sueldos públicos sólo lo hacen una vez y eligen lo que quieren.
¿Es sorprendente o no es sorprendente?-