Crítica:LIBROS

Mil años de desarrollo desigual

De vez en cuando conviene tomar distancia, olvidar las estadísticas trimestrales y apostar por estadísticas más lejanas. De esta forma se puede comprobar el esfuerzo de desarrollo y crecimiento realizado por la economía mundial durante siglos y apreciar mejor los cambios sociales y económicos del planeta. Sería un poco melodramático resumir el cambio milenario en la transformación de una sociedad doliente, con elevadas tasas de mortalidad y analfabetismo, a otra más cómoda, de elevada esperanza de vida y con elevados índices de alfabetización. Pero esta simplificación no haría justicia a la pe...

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De vez en cuando conviene tomar distancia, olvidar las estadísticas trimestrales y apostar por estadísticas más lejanas. De esta forma se puede comprobar el esfuerzo de desarrollo y crecimiento realizado por la economía mundial durante siglos y apreciar mejor los cambios sociales y económicos del planeta. Sería un poco melodramático resumir el cambio milenario en la transformación de una sociedad doliente, con elevadas tasas de mortalidad y analfabetismo, a otra más cómoda, de elevada esperanza de vida y con elevados índices de alfabetización. Pero esta simplificación no haría justicia a la penosa situación millones de personas en África, Asia y algunas zonas de América Latina.

La economía mundial. Una perspectiva milenaria

Angus Maddison Ediciones del grupo Mundi-Prensa / OCDE ISBN 84-8476-047-2

Angus Maddison se las apaña para ofrecer una exposición coherente del desarrollo económico en el último milenio de historia de la humanidad. En esa exposición cabe casi todo lo que se puede medir, sea el PIB por habitante, la población, el número de empleos o el gasto público. Cada apartado aparece desde que existen estadísticas y en algunos casos como resultados medios. Como abundan los gráficos y las series históricas, una primera visión ofrece el aspecto de un anuario. Pero es engañosa.

Porque Maddison construye una pequeña, pero bien sintetizada historia de cada zona económica que resulta muy útil para entender sus progresos o retrocesos durante el milenio. Esa historia incluye esquemas de estructura social y política que sorprenden por la capacidad de sintetizar información económica de áreas poco conocidas en Occidente (por ejemplo, del imperio mongol). Las corrientes de desarrollo económico están perfectamente expuestas y se da una gran abundancia de datos sobre cuestiones fundamentales en la economía, tales como el transporte, la producción industrial por sectores, etcétera.

La prespectiva histórico-económica no renuncia a tratar asuntos conflictivos, como el papel de la esclavitud en el desarrollo económico del siglo XIX o las causas del atraso de zonas determinadas respecto a otra. Si se quiere un ejemplo acabado, véase como el autor desarrolla de forma comprensible los motivos por los cuales la economía mexicana, de carácter colonial, nació en desigualdad de condiciones respecto de otra colonia, Estados Unidos (páginas 107 y 108). Para un estudiante de economía, modelos de explicación como el mencionado constituyen una base importante de comprensión de fenómenos que en otras tribunas o textos se tratan de forma más bien abstrusa. Y eso lleva al destinatario ideal del libro, que no es el especialista ni el experto sectorial, sino el estudiante o el interesado en disponer con facilidad de un compendio bien estructurado de la economía mundial.

El texto tiene un tono general de escasa impregnación ideológica, pero no se puede negar que en algunas ocasiones se advierte una perspectiva próxima a Schumpeter; es decir, Maddison confiere importancia a los saltos tecnológicos como detonantes de las épocas de desarrollo económico. Al margen de su pertinencia, probablemente elevada, es una perspectiva difícil de evitar para un analista de comienzos del siglo XXI.

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