CARTAS AL DIRECTOR

Alarma

Todavía alarmados por el linchamiento institucional al que ha sido sometido el sacerdote católico don Jaime Larrinaga, y con él, todos los ciudadanos que por serlo no podemos admitir semejante desbordamiento y maltrato de unas instituciones sostenidas con nuestros impuestos, queremos denunciar la falta de coraje cívico del Gobierno vasco, que deja en el desamparo a uno de sus gobernados, que no súbdito. No solamente Maruri ha tenido el privilegio de conocer y disfrutar de la compañía de uno de los corazones más limpios y generosos de nuestra tierra; también muchos otros, entre los que tengo el...

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Todavía alarmados por el linchamiento institucional al que ha sido sometido el sacerdote católico don Jaime Larrinaga, y con él, todos los ciudadanos que por serlo no podemos admitir semejante desbordamiento y maltrato de unas instituciones sostenidas con nuestros impuestos, queremos denunciar la falta de coraje cívico del Gobierno vasco, que deja en el desamparo a uno de sus gobernados, que no súbdito. No solamente Maruri ha tenido el privilegio de conocer y disfrutar de la compañía de uno de los corazones más limpios y generosos de nuestra tierra; también muchos otros, entre los que tengo el honor de encontrarme, y, desde este conocimiento, afirmo categóricamente que, como saben sus convecinos, no sólo carece de cualquier nostalgia hacia aquel infame régimen que se le atribuye, sino que, justamente, es todo lo contrario, ya que percibe con exquisita sensibilidad democrática la formación de cualquier cruz gamada y la combate. Me consta que en el Partido Nacionalista Vasco -y quiza tal vez en EA- queda un importante sedimento de su mejor fibra moral, que no puede permanecer estéril y que ahora tiene la oportunidad de arropar con su aliento cívico a un hombre injustamente maltratado.

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