CARTAS AL DIRECTOR

El año que vivimos peligrosamente

Corría el año 2000. Por motivos personales, lo recuerdo perfectamente. Fue el 12 de marzo de 2000 cuando el actual Gobierno del PP salió vencedor con mayoría absoluta de las elecciones generales. Yo había guardado la esperanza de que no fuera así, pero me equivoqué.

Muchos de nosotros nos hemos preguntado quién le vota, cómo es posible que su imagen, su mensaje llegue a calar en determinados sectores, y que un partido como el PP, encabezado en esos y en estos momentos por un personaje de la talla de José María Aznar, llegue a conseguir un número de votos suficiente como para hacerle pre...

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Corría el año 2000. Por motivos personales, lo recuerdo perfectamente. Fue el 12 de marzo de 2000 cuando el actual Gobierno del PP salió vencedor con mayoría absoluta de las elecciones generales. Yo había guardado la esperanza de que no fuera así, pero me equivoqué.

Muchos de nosotros nos hemos preguntado quién le vota, cómo es posible que su imagen, su mensaje llegue a calar en determinados sectores, y que un partido como el PP, encabezado en esos y en estos momentos por un personaje de la talla de José María Aznar, llegue a conseguir un número de votos suficiente como para hacerle presidente por mayoría absoluta. Sin embargo, no nos engañemos. Tenemos este gobierno porque, evidentemente, cuenta con el apoyo de los poderes fácticos, pero también muchos trabajadores y trabajadoras le votaron. Me pregunto, en vista de la situación actual, si estos últimos todavía seguirán creyendo que los criterios del PP en cuanto al mundo laboral son válidos.

Me lo pregunto porque estamos en 2002. Empezamos con la LOU y la reforma de la Universidad, hemos seguido con el Plan Hidrológico Nacional, la presentación de la mal llamada Ley de Calidad sobre la Educación, la polémica Ley de Partidos, y ahora estamos con el decretazo. Este

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último es especialmente grave, y motivo suficiente como para apuntarse a una huelga general, pero está dentro del mismo cesto, es del mismo estilo que los anteriores. En cuaquier caso, me resulta especialmente curioso que se hable de leyes de educación cuando todo el Gobierno del PP, representado en sus ministros, están siendo tan sumamente maleducados, irrespetuosos y prepotentes con la ciudadanía: los estudiantes son idiotas; los parados, unos vagos que lo único que quieren es vivir del cuento; la Universidad, tal como está, no les sirve para nada porque provoca endogamia (y no tienen ningún rector del PP); así sucesivamente, sin dejar de insultar.

Eso sí, ellos insisten en que lo hacen por España, no cesan de repetirlo con su machaconería habitual. Por cierto, ¿a qué o a quiénes se refieren cuando hablan de España? Señor Aznar, España no existe, los que sí existimos somos los españoles y españolas que tenemos que sufrirle a usted y su Gobierno, y aguantar estoicamente, porque tienen mayoría absoluta, todos sus desplantes, su falta de sensibilidad y de respeto hacia nuestras personas, no sólo a través de sus declaraciones mediáticas, sino también a través del contenido de las leyes que ustedes promulgan.

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