Columna

En Sevilla, pero sin Sevilla

Fue en Sevilla...Ardía la calle, el calor aplastaba el ánimo de los temerosos, pero encendía la alegría de los pacíficos. Los temerosos se quedaron en casa, o se fueron a la playa. Los pacíficos, los alegres, los solidarios se fueron a celebrar por el ardiente asfalto su marcha de paz y canciones. El Foro Social en Sevilla ha dado una lección a quienes rechazan sus rupturistas posiciones, tratando de confundirlas con la violencia para que no sean escuchadas. Pero los violentos no tienen nada que ver con los antiglobalización. En Sevilla ha quedado claro. En Sevilla ha habido contención, ha hab...

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Fue en Sevilla...Ardía la calle, el calor aplastaba el ánimo de los temerosos, pero encendía la alegría de los pacíficos. Los temerosos se quedaron en casa, o se fueron a la playa. Los pacíficos, los alegres, los solidarios se fueron a celebrar por el ardiente asfalto su marcha de paz y canciones. El Foro Social en Sevilla ha dado una lección a quienes rechazan sus rupturistas posiciones, tratando de confundirlas con la violencia para que no sean escuchadas. Pero los violentos no tienen nada que ver con los antiglobalización. En Sevilla ha quedado claro. En Sevilla ha habido contención, ha habido organización, ha habido libertad, y ello a pesar del miedo que algunos pretendieron que actuara de blindaje contra esos venidos de todas partes, para decir a los poderosos de la Tierra, cantando, bailando y celebrando la vida que no cuenten con ellos y que tienen que cambiar su manera de enfrentarse a la desigualdad y a la injusticia, que deja a una parte del mundo abandonada a su mala suerte. Fue en Sevilla, eso sí y hay que decirlo, fue en Sevilla, pero sin Sevilla. Una pena. Los antiglobalización, venidos de todas partes se manifestaron en la ciudad y demostraron su alegría, su pacifismo, su sentido solidario, mientras la ciudad no estaba apenas. ¿Dónde estaban los jóvenes sevillanos? ¿Dónde la gente? Algunos en la manifestación, pero la mayoría, la inmensa mayoría, en casa o en la playa. Una pena. Hubiera sido hermoso que donde todo fue pacífico, hubiera sido también un acto con Sevilla, no sólo en Sevilla. Pero no fue. Sólo, eso sí, unos vecinos, los de la calle José Laguillo, participaron activamente aliviando el calor de los manifestantes echando alegremente, festivamente, felizmente, agua sobre los cuerpos ardientes de los animosos, y grandes chicos venidos de todas partes, a decir no al mundo injusto que estamos haciendo... Pasó todo. Los cronopios, que diría Julio Cortázar, bailaron tregua y bailaron catala. Pasó todo. Y pasó bien. Hubo otras cosas, pero son para otro análisis y desde luego con consecuencias que se irán viendo.

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