Washington echa a un diplomático iraquí por supuesto espionaje

EE UU ordenó ayer la expulsión de un diplomático iraquí ante la ONU por 'actividades incompatibles con su estatus diplomático', informó un portavoz estadounidense. Éste es el lenguaje que se utiliza siempre para hacer referencia al espionaje. El iraquí es Abdul Rahman I. K. Saad, primer secretario de la misión de Irak en la ONU. El Departamento de Estado no ha expulsado a ningún enviado iraquí desde noviembre de 1988.

Por otra parte, Zacarias Moussaoui, acusado por EE UU de ser el 'secuestrador número 20' en la trama del 11-S, podrá ejercer su propia defensa cuando el juicio se celebre,...

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EE UU ordenó ayer la expulsión de un diplomático iraquí ante la ONU por 'actividades incompatibles con su estatus diplomático', informó un portavoz estadounidense. Éste es el lenguaje que se utiliza siempre para hacer referencia al espionaje. El iraquí es Abdul Rahman I. K. Saad, primer secretario de la misión de Irak en la ONU. El Departamento de Estado no ha expulsado a ningún enviado iraquí desde noviembre de 1988.

Por otra parte, Zacarias Moussaoui, acusado por EE UU de ser el 'secuestrador número 20' en la trama del 11-S, podrá ejercer su propia defensa cuando el juicio se celebre, posiblemente en octubre. En la sesión preliminar sobre cuestiones de procedimiento, Moussaoui ofreció un anticipo de lo que puede convertirse en todo un espectáculo jurídico/mediático.

La comparecencia, celebrada en un tribunal de Alexandria, justo enfrente del edificio del Pentágono, permitió a Moussaoui lanzar alegatos sobre la conspiración del Gobierno de EE UU, poner en duda el sistema judicial del país y, de paso, saludar a su madre, que viajó desde Francia sin que su hijo lo supiera. La madre fue al tribunal con un abogado para su hijo, pero Moussaoui lo rechazó no sin antes matizar que no le cabía ninguna duda de que su madre, como todas, sólo quiere lo mejor para él.

'No es bueno para ningún acusado renunciar a su abogado, pero menos aún en un caso de tanta gravedad y significado. Puede hacer que su mala situación sea aún peor', le advirtió la juez Leonie Brinkema. Moussaoui se puso en pie, con educación, y replicó: 'No puedo poner mi vida en manos de otra persona'.

Moussaoui se expresaba en un inglés gramaticalmente correcto y jurídicamente profuso y repitió que nunca ha mantenido contacto alguno con los 19 secuestradores del 11-S. La juez Brinkema, con cierta resignación por lo que se la viene encima, le pidió que se ahorrase las declaraciones hasta el juicio.

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