Díaz Maroto exhibe en Zarautz su lectura fotográfica de la vida en Cuba

El Photomuseum presenta un resumen de sus 20 viajes a la isla

El fotógrafo José María Díaz Maroto (Madrid, 1957) viajó por primera vez a Cuba en 1987 y se quedó prendado, sobre todo, de cómo miran los isleños. Entonces no llevaba consigo una cámara, pero tuvo ocasión de desquitarse en una veintena de visitas que hizo después a la isla. Díaz Maroto presenta ahora Hecho en Cuba, su lectura fotográfica de la vida en este país del Caribe.

Más que una narración, Hecho en Cuba es un relato de imágenes, un reportaje sobre la vida cotidiana en este país. 'Entre sus esquinas', escribe Díaz Maroto, 'se sienten canciones populares, juego...

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El fotógrafo José María Díaz Maroto (Madrid, 1957) viajó por primera vez a Cuba en 1987 y se quedó prendado, sobre todo, de cómo miran los isleños. Entonces no llevaba consigo una cámara, pero tuvo ocasión de desquitarse en una veintena de visitas que hizo después a la isla. Díaz Maroto presenta ahora Hecho en Cuba, su lectura fotográfica de la vida en este país del Caribe.

Más que una narración, Hecho en Cuba es un relato de imágenes, un reportaje sobre la vida cotidiana en este país. 'Entre sus esquinas', escribe Díaz Maroto, 'se sienten canciones populares, juegos de niños, recetas de cocina, cómo se prepara un buen daiquiri, la letra de un bolero o una poesía de amor'.

El artista presenta más de una treintena de fotografías que reflejan su afán por comunicarse, por utilizar la cámara como excusa para relacionarse con la gente y aprender de ella. 'En mi trabajo no hay ninguna intención de denuncia', afirma. ¿Por qué? 'Porque no es mi papel', responde. 'Lo mío es reflejar una realidad, vivir o convivir con otro pueblo'.

De hecho, no es de los que sólo viajan y conocen países a través del objetivo. Si se le pregunta si alguna vez ha renunciado a una gran fotografía por disfrutar de un instante, responde sin titubear: 'Sí, muchas. Lo más importante siempres es vivir el momento'.

La exposición está dividida en cuatro capítulos para facilitar la lectura del observador, según explica el artista: la isla, 'como geografía'; el sabor, 'como forma de ver y de vivir'; el son, 'la música que acompaña a cualquier cubano' y la piel, 'el mestizaje de la gente'. En la sala hay paisajes de la isla, pero en la mayoría de las imágenes el hombre es el verdadero protagonista. De las paredes cuelga la fotografía de un niño subido a una palmera, la instantánea de dos hombres en bicicleta agarrados a un autobús o la imagen de una cuadrilla de adolescentes posando para la foto.

Los personajes retratados, en general, miran al artista. 'No voy robando fotografías por una cuestión muy simple', asegura. 'Busco el contacto con la gente y por eso estoy muy encima del personaje'. Sobre todo en Cuba, porque hace tiempo que Díaz Maroto quedó cautivado por la mirada de los isleños. 'Los caribeños en general saben mirar, cosa que aquí apenas ocurre', observa. 'Son personas que disfrutan de lo más elemental que, a veces, es además lo gratuíto'.

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Díaz Maroto fotografía esos ojos que hablan en blanco y negro, según dice, porque le permite manipular todo el proceso. 'Tampoco es que lo haga mucho pero si quiero dar un poco de tremendismo, de interés a una zona de la imagen, al hacer yo el revelado me lo permite'. La exposición del artista en Zarautz no es la única que difunde en estos momentos su trabajo. Mañana mismo se inaugura en Madrid una muestra sobre flamenco realizada en colaboración con el dúo Gomaespuma.

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