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El valenciano IBV inventa un sensor digital para plantillas ortopédicas

Caminar correctamente es, a veces, cuestión de llevar plantillas ortopédicas. El Instituto de Biomecánica de Valencia ha creado el sensor electrónico Biofoot que permite fabricarlas con un mayor grado de personalización. El aparato, una plantilla con sensores de presión, se introduce en el calzado del paciente para ver cómo apoya los pies en movimiento. Esto permite diagnosticar deformidades o lesiones y valorar el tratamiento.

'A principio de temporada, el Valencia Fútbol Club lleva a sus jugadores al Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) para mejorar su rendimiento. Este año desc...

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Caminar correctamente es, a veces, cuestión de llevar plantillas ortopédicas. El Instituto de Biomecánica de Valencia ha creado el sensor electrónico Biofoot que permite fabricarlas con un mayor grado de personalización. El aparato, una plantilla con sensores de presión, se introduce en el calzado del paciente para ver cómo apoya los pies en movimiento. Esto permite diagnosticar deformidades o lesiones y valorar el tratamiento.

'A principio de temporada, el Valencia Fútbol Club lleva a sus jugadores al Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) para mejorar su rendimiento. Este año descubrió que la tercera parte de los deportistas necesitaba correcciones', asegura Jorge Candel, médico del equipo. La biomecánica ha sido un alivio para jugadores como Baraja y Angloma, que sufrían de las rodillas. Al redistribuir las cargas de los pies se obtiene una mejoría inmediata, 'sin olvidar el papel de los fisioterapeutas'. Casi todos los jugadores se han acoplado perfectamente a las plantillas. El sistema Biofoot es un sándwich de poliuretano flexible; su interior alberga 64 sensores de cerámicas piezoeléctricas, con una distribución basada en estudios clínicos a partir de radiografías de pacientes.

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Biofoot recoge en tiempo real 500 mapas por segundo del pie en acción. Un transmisor colocado en el tobillo envía los datos al ordenador situado a 200 metros. Carlos Soler, jefe de aplicaciones tecnológicas del IBV, considera que la tecnología de Biofoot es robusta, fiable y fácil de utilizar: soporta hasta 5.000 pasos sin ninguna anomalía. Un estudio completo de la planta del pie es cuestión de cinco minutos.

El sistema cuesta 100.000 euros; cada plantilla, 300 euros más. El centro también trabaja en proyectos como el diseño de calzado para ancianos, bomberos o botas de fútbol para los campos de tierra. Ortoprono usa la tecnología del IBV en la fabricación de plantillas ortopédicas para diabéticos (necesitan descargar la presión en los puntos ulcerosos), pacientes de mutuas y deportistas. Un par de correctores cuesta entre 60 y 150 euros.

Las plantillas inteligentes analizan el apoyo de los pies.SANTIAGO CARRIEGUÍ

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