Editorial:

Nuevo viaje al Sáhara

Le ha faltado tiempo a Marruecos, una vez conocido el informe del secretario general de la ONU sobre las alternativas en el Sáhara, para organizar un nuevo viaje, el segundo en cuatro meses, a ese territorio. La visita de Mohamed VI ha comenzado precisamente en la ciudad atlántica de Dajla, en el sur, zona que correspondería al Frente Polisario de prosperar la idea de dividir el desierto disputado desde hace 27 años. La partición es la última de las iniciativas sometidas por Kofi Annan al Consejo de Seguridad para que se decante por una opción antes de que acabe el año, visto el fracaso de la ...

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Le ha faltado tiempo a Marruecos, una vez conocido el informe del secretario general de la ONU sobre las alternativas en el Sáhara, para organizar un nuevo viaje, el segundo en cuatro meses, a ese territorio. La visita de Mohamed VI ha comenzado precisamente en la ciudad atlántica de Dajla, en el sur, zona que correspondería al Frente Polisario de prosperar la idea de dividir el desierto disputado desde hace 27 años. La partición es la última de las iniciativas sometidas por Kofi Annan al Consejo de Seguridad para que se decante por una opción antes de que acabe el año, visto el fracaso de la mediación internacional para poner de acuerdo a saharauis y marroquíes.

Boicoteados por Rabat los esfuerzos para celebrar un referéndum bajo control de la ONU, el Consejo de Seguridad tiene en realidad dos opciones, aparte de la de retirarse del territorio y asumir el fiasco. La novedosa es la partición, que Marruecos rechaza de plano alegando cuestiones de seguridad. La otra es la autonomía de los saharauis bajo la soberanía de Marruecos, alternativa que Mohamed VI considera ya única y que ha defendido ante Bush y el propio Annan. Pero sucede que esa pretendida autonomía, contenida en el plan del mediador estadounidense, James Baker, es una mezcla imposible de elementos a largo plazo que en la práctica significaría el control total del territorio por Rabat.

Desde su invasión por Marruecos en 1975, la antigua colonia española ha recorrido un largo camino que a día de hoy se define por su empantanamiento. La RASD, parte débil del conflicto, cuenta con el apoyo nominal de Argelia, aunque su peso es escaso frente a la comunidad internacional. Marruecos ha ido segando la hierba bajo las opciones que no encajan completamente con su designio soberanista. El nuevo viaje de Mohamed VI es la forma de escenificarlo internacionalmente. La pelota está en el tejado de la ONU.

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