La polémica por la contaminación del aire divide a los empresarios azulejeros

El espacio público que ha ocupado la polémica sobre la contaminación en el llamado triángulo azulejero de Castellón, que ocupa unos 60 kilómetros cuadrados de superficie, ha tenido ya consecuencias entre los empresarios. Mientras entre los miembros de la patronal existe un sector, calificado como 'duro', que se mantiene reacio a abrir frentes y a poner sobre la mesa los problemas de la industria, otro sector, denominado 'progresista', no sólo apuesta por tratar los temas, sino por buscar una solución, consciente, además, de que las empresas que no cumplen con los requisitos medioambientales bá...

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El espacio público que ha ocupado la polémica sobre la contaminación en el llamado triángulo azulejero de Castellón, que ocupa unos 60 kilómetros cuadrados de superficie, ha tenido ya consecuencias entre los empresarios. Mientras entre los miembros de la patronal existe un sector, calificado como 'duro', que se mantiene reacio a abrir frentes y a poner sobre la mesa los problemas de la industria, otro sector, denominado 'progresista', no sólo apuesta por tratar los temas, sino por buscar una solución, consciente, además, de que las empresas que no cumplen con los requisitos medioambientales básicos son una minoría. El azulejero es un sector que siempre ha huido de situarse en el punto de mira, ni siquiera para lo bueno. Ahora, se encuentra con que la industria azulejera castellonense está señalada como origen de unos niveles de contaminación del aire que han provocado las quejas de miles de vecinos (el sábado se manifestaron 2.000 personas en L'Alcora) e incluso el acuerdo entre ayuntamientos, al margen de posiciones partidistas.

Dentro de la propia organización empresarial (Ascer) se ha planteado el hecho de que la normativa europea está aprobada y que el estricto control ambiental que requerirá su aplicación, en 2005, llegará para todos. Con esta premisa, según apuntan fuentes de la organización, es preferible hacer previsiones e iniciar ahora los procesos de conversión necesarios que 'esperar al último minuto'. Además, la mayoría de los empresarios cerámicos, entre los que se encuentran las industrias de mayor peso y capacidad productiva, cumplen ya una gran parte, si no todos, estos requisitos de protección medioambiental.

De hecho, y como ejemplo, la empresa del presidente de la patronal azulejera, Fernando Diago, posee el certificado ISO 14001, que asegura que el sistema de gestión ambiental de la industria cumple con la norma internacional vigente.

Entre los empresarios del sector azulejero ha surgido otro tipo de enfrentamiento, más allá del debate relacionado con la contaminación ambiental, ya que mientras unos sí han desembolsado grandes cantidades de dinero para tomar medidas de protección del entorno, esta inversión, que puede alcanzar miles de millones de pesetas, no ha sido costeada por quienes, ahora, les han puesto en la picota. El momento que vive el sector, que en mayor o menor medida está sufriendo las consecuencias de la crisis mundial, ha acrecentado la fuerza de esta recriminación.

Por su parte, CC OO dio ayer una novedosa visión de la polémica al plantear que la posición de la administración en el conflicto entre la sociedad y el sector 'puede poner en peligro la subsistencia de una industria que proporciona casi 30.000 empleos', según dijo la responsable de Salud Laboral de la Confederación de CC OO en el País Valenciano, Amparo Martínez. Ésta expuso ayer la necesidad de que la consejería de Medio Ambiente aporte 'claridad y contundencia' y reclamó la elaboración de un mapa ambiental del triángulo del azulejo. Además, CC OO reiteró su solicitud de moratoria de suelo industrial, tal como lo hizo en la reunión con los alcaldes de los siete municipios afectados que rechazaron la medida.

Por su parte, el responsable técnico de medio ambiente del sindicato CC OO, Antoni Montesinos, explicó que la del Mediterráneo es una zona especialmente sensible ya que, debido al escaso índice de renovación atmosférica, las emisiones se convierten en inmisiones. Es decir que lo que las industrias lanzan a la atmósfera vuelve al territorio en lo que calificó de 'lluvia de contaminantes'.

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