Nueva técnica no invasiva para corregir el tórax en embudo

Uno de cada 300 o 400 niños nace con una deformidad congénita de la pared torácica, que es la más frecuente en esta región anatómica. Se trata del tórax en embudo, llamado técnicamente pectus excavatum, que consiste en un hundimiento o depresión del esternón y de los cartílagos costales adyacentes. Desde hace unos meses se practica en España una nueva cirugía mínimamente invasiva para corregir esta alteración congénita, que no suele presentar complicaciones funcionales para el paciente, pero sí psicológicas por el efecto estético que produce y que a menudo requiere tratamiento psiquiátr...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Uno de cada 300 o 400 niños nace con una deformidad congénita de la pared torácica, que es la más frecuente en esta región anatómica. Se trata del tórax en embudo, llamado técnicamente pectus excavatum, que consiste en un hundimiento o depresión del esternón y de los cartílagos costales adyacentes. Desde hace unos meses se practica en España una nueva cirugía mínimamente invasiva para corregir esta alteración congénita, que no suele presentar complicaciones funcionales para el paciente, pero sí psicológicas por el efecto estético que produce y que a menudo requiere tratamiento psiquiátrico.

Si la corrección de esta deformidad está indicada hacia los 8 o 10 años de edad y en España los hospitales públicos Virgen del Camino, de Pamplona, y Puerta del Mar, de Cádiz, practican la nueva técnica en niños, el centro Puerta de Hierro, de Madrid, es pionero en implantarla en adultos.

El doctor Andrés Varela de Ugarte, jefe de la unidad de cirugía torácica de Puerta de Hierro, dice que la nueva técnica, diseñada en 1997 por Donald Nuss, del hospital infantil Norfolk, de Virginia (EE UU), permite, mediante toracoscopia (procedimiento similar a la artroscopia), introducir un sistema óptico para insertar una barra soporte curva por debajo del defecto del esternón que, al invertir su posición, corrige de inmediato el problema. Todo el proceso se controla por un monitor de televisión (videotoracoscopia).

'Es una cirugía mínimamente invasiva, que sólo deja debajo de las axilas una cicatriz de dos o tres centímetros y obtiene unos resultados estéticos excelentes. Requiere anestesia general y un posoperatorio de 5 a 10 días de ingreso, ya que, aunque el paciente puede andar desde el día siguiente, es mantenido con anestesia epidural para evitar que sufra dolores', explica.

Como advierte este facultativo, la técnica de Ravitch, que era la desarrollada a cirugía abierta con anterioridad, resultaba 'muy cruenta porque exigía efectuar osteotomías o cortes en el esternón para elevarlo en un solo plano'. Otro inconveniente, en virtud de lo que indica Varela, es que 'dejaba unas grandes y antiestéticas cicatrices desde el cuello hasta el abdomen, que a veces presentaban complicaciones'.

El equipo de cirugía torácica del hospital Puerta de Hierro emprendió la nueva técnica mínimamente invasiva en septiembre de 2001. Hasta febrero de 2002 se han hecho tres intervenciones de estas características: dos en pacientes de 18 años y una en otro de 17.

'Hemos introducido una pequeña modificación a la técnica original, que nos facilita la inserción extrapleural de la barra soporte, que, además de simplificar la cirugía, reduce las complicaciones. Pensamos que la nueva técnica debe ser de primera elección en todos los casos de corrección de pectus excavatum', dice Varela.

El trabajo de este equipo de cirujanos españoles está pendiente de ser publicado en la revista The Journal of Thoracic and Cardiovascular Surgery.

Archivado En