De comer, cáñamo

'Deberíamos comer cáñamo todos los días'. Raúl Martínez-Chaveli Navarro es un entusiasta de esta planta que lleva acompañando a los seres humanos desde hace más de 10.000 años. En excavaciones de un poblado Bávaro de la edad de bronce -entre los años 2000 y 1500 antes de Cristo- se encontraron restos de cannabis en una pipa de cerámica. Mucho tiempo después, Cristóbal Colón se sirvió del tejido de la planta, uno de los compuestos vegetales más resistentes, para elaborar las velas que le permitieron cruzar el océano Atlántico. El mismo material fue el que eligió a mediados del siglo XIX ...

'Deberíamos comer cáñamo todos los días'. Raúl Martínez-Chaveli Navarro es un entusiasta de esta planta que lleva acompañando a los seres humanos desde hace más de 10.000 años. En excavaciones de un poblado Bávaro de la edad de bronce -entre los años 2000 y 1500 antes de Cristo- se encontraron restos de cannabis en una pipa de cerámica. Mucho tiempo después, Cristóbal Colón se sirvió del tejido de la planta, uno de los compuestos vegetales más resistentes, para elaborar las velas que le permitieron cruzar el océano Atlántico. El mismo material fue el que eligió a mediados del siglo XIX Levi Strauss, un bávaro emigrado a San Francisco, para confeccionar sus primeros pantalones vaqueros para los buscadores de oro californianos. Hasta en 20.000 productos está presente esta planta: en alimentación, cosmética, productos textiles, medicinales, papel, cartón, materiales para la construcción de casas o para la industria -pastillas de frenos y otras partes de los coches, incluido el combustible-, aceites industriales y, como fuente siempre renovable de energía, además de otros muchos usos.

La versatilidad comienza por la propia semilla y es en sus virtudes dietéticas y nutritivas en las que se han centrado Martínez-Chaveli y su socio, Ahmed Loui, para abrir en Valencia el primer restaurante en el que, pidas lo que pidas, acabarás comiendo -y se desea también bebiendo- cáñamo. Martínez-Chaveli previene contra malentendidos desde el principio: 'Esto no coloca'. Cocinan con semillas esterilizadas -las únicas a las que permite el acceso el Estado- y además, se trata de una variedad de cáñamo sin contenido de THC -tetrahidrocannabinol, el principio activo del cannabis- muy lejos de la especie de cannabis sativa en su variedad indica que cuenta con porcentajes de THC de entre el 1% y el 5% -caso de la marihuana o el hachís-. Por contra, cuentan con más del 20% de proteínas y ácidos oleicos esenciales para la alimentación humana.

En los platos y postres de La Cañamería, agrocultura y ecología -plaza de Honduras, 32 de Valencia- están presentes las semillas en sus diversas presentaciones. Entre las especialidades del restaurante se encuentran las verduras a la plancha con arroz indio, setas chinas o de cardo, brochetas africanas, hamburguesas o pato a los anacardos, todos ellos aderezados con cáñamo ya sea tostado o molido. Para ayudar a digerir estos platos, el local ofrece vino elaborado de forma ecológica o cerveza fermentada a partir del extracto de semillas de cáñamo Pero la oferta del restaurante no acaba aquí. También se pueden adquirir diversos productos que van desde jabones a semillas endulzadas para consumir como aperitivo.

El deseo de Martínez-Chaveli y Loui con esta experiencia es romper una lanza que sirva para demostrar las utilidades de esta planta y rehabilitarla socialmente después de la 'satanización' a la que se ha visto sometida desde la cruzada que comenzó en Estados Unidos desde el año 1937 en el que se prohibió su cultivo. Su intención es, una vez demostradas sus virtudes alimentarias, ofrecer ropa, cosméticos y el resto de productos que se pueden obtener de esta especie y devolverla al lugar que, señalan, merece esta planta en la sociedad.