VISTO / OÍDO

Afganos en Guantánamo

Doce mil ochocientos sesenta y siete kilómetros, según mi Query Server en Internet, es la distancia que separa Kabul de Guantánamo. En línea recta -o sea curva, sobre la Tierra-: dos mil cautivos afganos van a ser llevados desde su patria a unas prisiones que están construyendo los soldados americanos en la base militar que detentan en Cuba. Es un dato interesante para cuantos nos quejamos de que los presos españoles, incluyendo a los vascos, estén a distancia de sus residencias, idea que tuvo el ministro de Justicia socialista Múgica, hoy Defensor del Pueblo.

Estas grandes migra...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Doce mil ochocientos sesenta y siete kilómetros, según mi Query Server en Internet, es la distancia que separa Kabul de Guantánamo. En línea recta -o sea curva, sobre la Tierra-: dos mil cautivos afganos van a ser llevados desde su patria a unas prisiones que están construyendo los soldados americanos en la base militar que detentan en Cuba. Es un dato interesante para cuantos nos quejamos de que los presos españoles, incluyendo a los vascos, estén a distancia de sus residencias, idea que tuvo el ministro de Justicia socialista Múgica, hoy Defensor del Pueblo.

Estas grandes migraciones forzosas eran cosas antiguas, porque se necesitaban esclavos. No parece ser éste el caso de Guantánamo. Ni aun así: las sucesivas leyes de guerra fueron mejorando las situaciones de los soldados prisioneros entre naciones civilizadas (no es verdad, no es verdad: en estas materias no hay naciones civilizadas, aunque muchos pensadores concluyan aún que la guerra es una forma de civilización), pero la manera de considerar a estos presos es distinta. Quizá no sean soldados: son terroristas. Y un terrorista ¿no es un soldado? Naturalmente, no; aunque un soldado pueda ser un terrorista, pero solamente por un equívoco, una distracción, un estar pensando en otra cosa cuando suelta la bomba gigante. La filología, la jurisprudencia, las normas de guerra, tienen la ventaja de la interpretación: siempre quieren decir lo que conviene decir. ¿Qué es un talibán? Un estudiante: especialmente, en el Corán. ¿Qué es el Corán? El Libro: hay Tres Libros, y sus exegetas se llaman teólogos: no paran de trabajar para adaptar los Libros y sus consejas según deseen reyes, dictadores, jefes espirituales, papas, lamas o imanes. Ayer, aquí, el prelado del Opus se expandía de placer al pensar que ahora entrará por fin Escrivá de Balaguer en el cielo y podrá abrazarse a san Ignacio de Loyola.

Hay gente que puede creerlo todo y decirlo todo, sobre todo en el país de donde huyen los investigadores porque el Opus no deja curar la diabetes con células de procedencia humana. Un taleb, en fin, no es un soldado, es un terrorista y un maltratador y por lo tanto debe estar en Guantánamo. ¿Por qué allí? ¿Qué les van a hacer? ¿Van a formar una colonia con talebitas? ¿Los van a mezclar con anticastristas? Ajeno a esta información, que no me da el Query Server, me limito a pensar que es un regreso de la barbarie, de la infamia, del final de los derechos humanos: es igualarse con ellos.

Archivado En