El Gobierno propone reformas para debatir en el Congreso leyes retocadas en el Senado

El Ejecutivo pide el consenso de los partidos para modificar los reglamentos de las Cortes

El Gobierno quiere promover en el próximo periodo de sesiones la reforma empantanada de los reglamentos del Congreso y el Senado para dotar de alguna capacidad de control y debate a la Cámara baja sobre los cambios legislativos sustanciales introducidos en la Cámara alta, que hasta ahora tenía la potestad de la última discusión parlamentaria. El PSOE acusa al PP de abusar del Senado para introducir importantes cambios legales. El secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Jorge Fernández, se comprometió el miércoles con los portavoces parlamentarios a impulsar la reforma.

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El Gobierno quiere promover en el próximo periodo de sesiones la reforma empantanada de los reglamentos del Congreso y el Senado para dotar de alguna capacidad de control y debate a la Cámara baja sobre los cambios legislativos sustanciales introducidos en la Cámara alta, que hasta ahora tenía la potestad de la última discusión parlamentaria. El PSOE acusa al PP de abusar del Senado para introducir importantes cambios legales. El secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Jorge Fernández, se comprometió el miércoles con los portavoces parlamentarios a impulsar la reforma.

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Los portavoces de todos los grupos parlamentarios almorzaron el miércoles con la presidenta del Congreso, Luisa Fernanda Rudi; con el ministro de Presidencia, Juan José Lucas, y con el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Jorge Fernández, para intentar superar el clima de confrontación y malestar que se había generado en las últimas semanas, especialmente entre el PP y el PSOE, por las continuas ausencias de los ministros en las comparecencias fijadas en las Cortes y los diversos desplantes del Ejecutivo al Parlamento.

Los socialistas interpretaron del resultado del almuerzo que Lucas trabajará para evitar ese tipo de situaciones y ausencias que el Gobierno cree simplemente muy esporádicas aunque Aznar haya estado estas últimas seis semanas sin pisar por el Parlamento por diversas razones.

Los portavoces de varios partidos de la oposición quisieron observar algún matiz autocrítico en la concesión de Lucas, pero tanto el ministro como su segundo o el portavoz del PP, Luis de Grandes, precisaron más tarde que muchas veces los responsables ministeriales no pueden acudir a rendir cuentas al Parlamento por sus viajes institucionales o por sus muchas obligaciones de trabajo. Razones que movieron a la sonrisa a varios de los presentes. El tono de la comida, sin embargo, fue distendido, a diferencia de la última comida convocada también por Rudi.

Jorge Fernández, además, se atrevió a plantear a los portavoces de los partidos presentes en el Congreso una reflexión de mayor calado que las discusiones sobre las ausencias, a su juicio lógicas, de los altos cargos de las sesiones de control. El secretario de Estado consideró más relevante que la puntual falta de algún ministro o del propio presidente a esos plenos la crítica de fondo al abuso del Senado para legislar o modificar normas de gran calado sin que luego los partidos minoritarios o la oposición puedan plantear sus objecciones, enmiendas o alternativas.

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El Gobierno está de acuerdo en encontrar un método que permita algún tipo de revisión por parte de los diputados, más allá de la mera votación de las enmiendas y transacciones introducidas por los senadores a leyes tan relevantes como los Presupuestos del Estado o la Ley de Acompañamiento.

Trámite final

El Gobierno del PP, como admiten algunos de sus dirigentes, ha utilizado de forma bastante 'extemporánea' ese sistema de introducir en el trámite final del Senado, incluso a través de enmiendas transacionales a sus propias propuestas, reformas legales tan importantes con el nuevo impuesto de las gasolinas, la subida del alcohol y el tabaco, una nueva tasa para Renfe y los aeropuertos, nuevas condiciones a las comunidades autónomas sobre el sistema de financiación para cubrir el traspaso de la sanidad o polémicos cambios en la cuestionada Ley Orgánica de Universidades.

El portavoz del PSOE en el Congreso, Jesús Caldera, que suele actuar en estas reuniones de confraternización sin demasiadas concesiones a la cordialidad, midió más que otras veces el tono de sus quejas, pero las reafirmó en el fondo: el Gobierno usa el Senado como un trágala para los demás grupos y desprecia a la oposición en el Parlamento.

Fernández abogó por aprovechar al máximo el próximo periodo de sesiones, que empezará en febrero y durará hasta el verano, para resolver definitivamente las eternas discusiones sobre las reformas de los reglamentos que delimitan las funciones del Congreso y el Senado. Fernández alertó, en ese sentido, por aprovechar este momento, en mitad de la legislatura, porque en caso contrario ya no saldrá adelante más tarde. Los portavoces de los demás partidos aceptaron, en principio, ese reto.

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