El nuncio Monteiro pide un control ético sobre la globalización económica

El prelado reprocha que siempre 'los más débiles sean los primeros en pagar'

El nuncio del Papa en España, Manuel Monteiro de Castro, aboga por armonizar las exigencias de la economía globalizada con las de la ética. 'Una economía verdaderamente digna de este nombre debe plantearse y actuarse respetando la totalidad de los valores y exigencias de cada persona, desde la perspectiva de la solidaridad. Lo exige no sólo la ética, sino también una sana economía', dijo el prelado en la conferencia que dictó ayer en el Club Siglo XXI de Madrid, titulada La globalización a la luz de la enseñanza social de la Iglesia.

El nuncio romano reclamó también la promoción ...

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El nuncio del Papa en España, Manuel Monteiro de Castro, aboga por armonizar las exigencias de la economía globalizada con las de la ética. 'Una economía verdaderamente digna de este nombre debe plantearse y actuarse respetando la totalidad de los valores y exigencias de cada persona, desde la perspectiva de la solidaridad. Lo exige no sólo la ética, sino también una sana economía', dijo el prelado en la conferencia que dictó ayer en el Club Siglo XXI de Madrid, titulada La globalización a la luz de la enseñanza social de la Iglesia.

El nuncio romano reclamó también la promoción de órganos internacionales de control y de guía válidos, que orienten la economía hacia el bien común, además de la elaboración de códigos éticos e instrumentos jurídicos que permitan afrontar las situaciones cruciales a fin de eliminar el antiguo drama de que siempre 'los más débiles sean los primeros en pagar'. La globalización puede tener 'un carácter ético positivo o negativo y la apertura de los mercados ofrece ventajas económicas, pero si la globalización se rige por las meras leyes del mercado aplicadas según las conveniencias de los poderosos, llevan a consecuencias negativas', dijo.

Monteiro cree que ya se puede establecer un principio de exigencia sobre el fenómeno de la imparable globalización: habrá paz en la medida en que toda la humanidad sepa redescubrir su originaria vocación a ser una sola familia, en la que la dignidad y los derechos de las personas sean reconocidos como anteriores y preeminentes respecto de cualquier diferencia o especificidad. 'La economía planetaria', añadió, puede crear 'oportunidades extraordinarias', pero requiere de controles y de un gobierno para dirigirla hacia el bien común.

El embajador del Vaticano en España proclamó, en consecuencia, que no hay que tener miedo de la globalización, aunque es necesario analizarla y someterla a un examen ético y evangélico. Parafraseando al papa Juan Pablo II, Monteiro subrayó que la globalización reclama una correcta interpretación, una aceptación crítica y una gestión adecuadas, analizando el fenómeno desde la enseñanza social de la Iglesia, que se desarrolla, dijo, alrededor de principios básicos como la dignidad de la persona humana, la solidaridad y la subsidiariedad.

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